A lo que sigue


Dr. Fernando A. Herrera M.

Ayer fue el ejercicio electoral, primero en su tipo, en nuestro país, denominada “Consulta Popular” aunque más bien se trató de un Plebiscito de ratificación al Presidente, Andrés Manuel López Obrador. A mis casi 66 años no recuerdo ningún proceso electoral, en el que el propio Presidente, los actores políticos, Morena y los funcionarios que provienen de ese partido, hayan violado de modo tan recurrente, abierta, descarada y sistemáticamente la legislación que ellos mismos aprobaron. El triunfo ciega, el poder enloquece, el mesianismo te hace creer omnipotente y lo megalomanía propicia que creas tus propias mentiras. Claro que no es la primera vez que le pasa a un Presidente, de hecho le ha pasado a todos. En otros tiempos, las elecciones eran organizadas por el gobierno federal y, por supuesto, el PRI ganó en todas ellas. Los tiempos cambiaron por el hartazgo social por esa prácticas descaradas y el cinismo político que condujo a profundas crisis políticas como la de 1988, año en el que se cayó (o calló) o ambas, el sistema, cuestión que puso en duda el resultado de aquella elección presidencial, que, incluso, se convirtió en una amenaza para la estabilidad política del país. Después apareció Marcos y la rebelión de los indígenas, aunados a los 3 asesinatos (Colosio, Ruiz Massieu y el Cardenal Posadas) que llevaron a extender los cambios en el sistema político tratando de recuperar la confianza; no pudieron lograrlo. Pero Salinas e Gortari por necesidad de legitimarse decidió que se configurar un órgano electoral independiente del gobierno: el IFE ciudadanizado, que dió un primer paso en la credibilidad a los procesos electorales. Luego con Zedillo se mejoró y desde entonces el tener elecciones autónomas e imparciales es una realidad. Lo anterior propició que las alternancias se fueran dando gradualmente, tanto en los municipios como en las Entidades Federativas, y por primera vez en el orden Federal; por ejemplo, el PRI perdió en 1997 la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. La alternancia, por sí misma, no es una condición para la existencia de la democracia, pero en los países más adelantados, en esta evolución natural, es común que una se acompañe de la otra. Después de la pérdida en la cámara baja en 97, en el año 2000, Ernesto Zedillo, como debía ser, aceptó la derrota en la elección presidencial, y Vicente Fox fue el primer Presidente de oposición, en una elección a cargo de una autoridad electoral autónoma. Entonces, coincidimos en que el IFE, luego INE, con todos sus defectos es la columna vertebral de la democracia. Desde aquel año, en el gobierno de Salinas De Gortari, cuando se dió vida al IFE, han tenido lugar cinco elecciones a Presidente de la República y en tres veces ha habido alternancia. La transición en cada una ha sido pacifica, aunque con algunos incidentes, como en la de Felipe Calderón, que tomó protesta de manera sui géneris. Pero, ahora enfrentamos peligros diferentes desde la primera magistratura, con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, que nos está llevando a vivir la peor amenaza para destruir aquella revolución política que comenzó en 1988. Toda Ley es perfectible, pero, ahora, con el pretexto de que la ley tiene defectos que la hacen injusta, el partido en el gobierno, encabezado por el Presidente pretenden pasar por encima de ella, y eso que ellos mismos la aprobaron, para lo cual han elegido el camino de erosionar las instituciones electorales.
Incluso hay una iniciativa del Presidente para cambiar el sistema de elección de las autoridades electorales. desde ahora, con el resultado de ayer, estaremos en una gran discusión para renovar en 2023 a los consejeros del INE, por lo pronto la elección de 3 de ellos, está en suspenso, y la elección de ayer se operó con sólo 7 de los consejeros. El área extrema del partido en el poder (Morena) pugnará por organismos electorales que sean garantía de que el neoliberalismo muera para siempre. La amenaza no es menor, se trata de regresar al viejo PRI y su hegemónica forma de conducir a nuestro país. Dicho de otra manera: regresar al monopolio del poder, como un Ave Fénix.

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Terquedades
La batalla apenas empieza, si la oposición cede, o se divide, estaremos de regreso a los tiempos de un partido de estado.
Si los 4 partidos de oposición dejan de pensar en que son 4 y deciden pensar en que son sólo la oposición y que juntos es la única manera de detener esa regresión al pasado, tendremos oportunidad en el 2024.
El PRI debe resolver sus problemas internos para unirse a la oposición, MC debe dejar de pensar que puede solo y que con Luis Donaldo Colosio puede ganar, por que corremos el riesgo de que hagan falta los votos de los otros 3. El PAN y el PRD tienen problemas, pero al menos tienen claro que la unidad de los 4 es la clave.
¡Ojalá!

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