El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sido contundente: no asistirá a la Cumbre de las Américas si Estados Unidos no invita a Cuba
CIUDAD DE MÉXICO.- Hasta este 13 de mayo el Gobierno de Joe Biden no se ha pronunciado directamente sobre la invitación, aunque a través de la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, aclaró que aún no se envían las invitaciones para el encuentro que se realizará en junio.
Lo cierto es que las tensiones entre México y Estados Unidos suceden en momentos complicado para la economía global que todavía lidia con las afectaciones que provocan las sanciones económicas a Rusia, principalmente en el sector energético y alimentario.
En entrevista para Sputnik, la internacionalista de la UNAM, Claudia Serrano, considera que la postura de Andrés Manuel López Obrador no es nueva, ya que “México ha sido muy puntual desde el inicio del sexenio sobre la importancia de pertenencia que tiene con otros países latinoamericanos”.
“El hecho de tener una relación con Estados Unidos, sobre todo dada la vecindad geográfica, no significa que se tengan que compartir de manera literal todas las posiciones que tiene Washington”, declaró la maestra en Estudios en Relaciones Internacionales. Estos posicionamientos se suman a las exigencias de terminar el bloqueo económico de Cuba, como reiteró López Obrador durante su reciente visita a La Habana, el pasado 8 de mayo.
“Con todo respeto a la soberanía y la independencia de Cuba, les expongo que seguiré insistiendo para buscar, como primer paso, que Estados Unidos levante el bloqueo a esta nación hermana para iniciar el restablecimiento de las relaciones de cooperación y amistad entre los pueblos de las dos naciones”, declaró el mandatario mexicano.
En este sentido, la especialista considera que exigir la presencia de todos los países americanos, y el apoyo de Bolivia a esta propuesta, es una búsqueda de los países latinoamericanos por generar “pesos y contrapesos de las medidas que adopta Estados Unidos y que casi siempre terminan siendo de manera unilateral.
“Con este posicionamiento se refrenda el interés de que Estados Unidos negocie con el resto y se rechaza que sigan instrumentos que en el pasado aislaron a Gobiernos (en específico a Cuba) y tampoco permitieron que se generara una agenda común entre todas las naciones”, considera Serrano Solares.
Estados Unidos mantiene postura abierta
Para la internacionalista de la UNAM, el hecho de que Washington haya respondido que aún no se envían las discusiones es una señal de que su administración está abierta y valorando la posibilidad de ceder ante los gobiernos latinoamericanos.
“También que el embajador [Ken Salazar] se haya acercado a tener una reunión para conversar con el gobierno mexicano está implicando que no se está cerrando al diálogo, que no hay un interés por condenar a México, sino un interés para buscar la mediación”, considera.
Sin embargo, Claudia Serrano ve lejana la posibilidad de que sí se invite a Venezuela y Cuba, ya que “el modelo democrático representativo liberal sigue siendo el modelo más afín ideológicamente para Estados Unidos y eso ya lo aleja de los modelos que se están planteando en Nicaragua, Cuba o Venezuela”.
Aunado a ello, también inciden los intereses geopolíticos de Estados Unidos, específicamente por el petróleo de Venezuela, con quien ya tuvo un acercamiento tras anunciar las sanciones contra el petróleo y el gas ruso. No obstante, si Estados Unidos no respeta la forma de gobierno de Venezuela, difícilmente se podría llegar a una especie de acuerdo, según Serrano Solares.
La internacionalista opina que a Joe Biden “le vendría bien adoptar un liderazgo de este tipo”, pues no ha tenido posibilidad de ganar simpatía con sus electores y “si ya la propia convocatoria no le está generando esta asistencia unánime de países latinoamericanos, de alguna manera sí afecta esa capacidad de liderazgo y de convocatoria para al menos sentarlos a dialogar y revisar la agenda.
“Porque Estados Unidos se permite invitarlos a la mesa al acercarse a tener posiciones comunes y, al mismo tiempo, los gobiernos latinoamericanos inciden en tratar no solamente de sumar a estos gobiernos, más allá de sus diferencias ideológicas sino sumar una agenda más robusta con intereses que ellos tengan en conjunto”, observa la experta.
Una cumbre complicada
Más allá de la exigencia de México para invitar a todos los países de América, la Cumbre se vislumbra complicada por algunos de los temas que se discutirán, como la reactivación económica por la pandemia de COVID-19 y un plan preventivo para futuras pandemias, así como el impulso a una agenda verde, principalmente por Washington.
Temas como la migración podrían complicarse, ya que no es lo mismo ser un país receptor que uno de tránsito u origen, lo que podría abonar a que no se tengan acuerdos concretos sobre el tema.
A esto se suma que también podría haber un choque de posiciones respecto al conflicto en Ucrania, debido a que muchos países latinoamericanos han defendido su neutralidad ante el tema.
“El hecho de que en este momento ya se esté pensando si ir o no a la Cumbre muestra el nivel que va a adquirir la cumbre, ya nos está diciendo diplomáticamente el nivel de importancia que se le está dando, por eso es muy importante la forma en que van a reaccionar, sobre todo EEUU, para que puedan amarrar un plan de acción o algún acuerdo”, señala Claudia Serrano.
A la postura de México se sumaron ya los gobiernos de Argentina, Honduras y Bolivia invite a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua
Hasta el momento, López Obrador y Luis Arce, el mandatario boliviano, han anunciado que no viajarían a Estados Unidos para participar en la cumbre en caso de que Washington no invite a todos los gobiernos de la región, mientras que el argentino Alberto Fernández y la hondureña Xiomara Castro se sumaron al exhorto, sin amagar con el boicot de la cumbre.
Cabe destacar que a la Cumbre de Las Américas de 2015 asistieron los entonces presidentes de Cuba Raúl Castro y Hugo Chávez por parte de Venezuela.
Con información de Sputnik y Apro