Buenos días, yo soy Fernando Antonio Herrera Martínez, esto es Sota, Caballo y Rey.
Como charro, ahora Javier Corral tiene una probadita del karma, que se tarda, pero su elegancia abruma, y apenas comienza. De primeras aprende lo que es una buena fiesta charra, Mario Vázquez, con fina pita, floreo y adornos a pie y a caballo, lazo a la cabeza, dominio y prestancia en la ejecución con manganas a pie y a caballo de las de 30 puntos, una y otra vez, lo enlazó en cada vuelta por el ruedo, haciendo rodar a la yegua, el coordinador de los diputados del PAN en el Congreso Local, le hizo una faena de alarido que le valieron saludo en vuelta al ruedo, obligado por los aplausos del público. Ese repaso de sus negligencias, odio y pasiones perversas que lo convirtieron en el peor gobernador de la historia.
En múltiples escritos he relatado cómo se extorsionó a los ex funcionarios de Duarte con los expedientes X.
Lázaro López murió en la cárcel por criminal omisión de cuidados de Corral. Joyas, oro, plata, bonos, monedas, cuadros e inmuebles; de todo, la orden era quiero hasta el último peso y una vez esquilmados, lleven a todos a la cárcel, torturen, que les valga el debido proceso y sus derechos humanos.
Si fueron o no culpables de algo, Javier con sus abusos, odios y pasiones los convirtió en víctimas y, al final, perdió todos los casos. Ahora él y sus jueces, magistrados y fiscales anticorrupción a modo, ven venir las consecuencias naturales de un pésimo gobierno. Incluso la extinción de dominio con los bienes de Duarte se le cayó en la Suprema Corte por negligencia de sus abogados. Nadie olvidará nunca la lasciva forma en que, se sabe, a los presos los desnudaran en el penal, para el solaz, enfermo y perturbado entretenimiento en vivo y en directo de un enfermo de odio, o de un loco desquiciado.
Y los sapos traidores que firmaron lo que les ponían enfrente, por cobardes, por traicioneros, ahora andan por ahí, con cara de “yo no fui”relamidos con aceite mineral, pretendiendo que nada pasó, como si la memoria no existiera. Jaime “sapo”Herrera entregó a Jesús Esparza sin rubor ni decoro; ahora vive con el estigma de traidor para siempre. Los otros sapos como Trevizo, Chávez y demás, hasta buscan puestos honorarios en el gobierno, y andan por los pasillos deambulando por ahí cual blancas palomas, ocultando el color del cuervo con tintes baratos. Saben que sus canalladas los tendrán por siempre entre la escoria social y el basurero de la historia.
El Presidente, no se distingue por legal, se ha pasado la ley por el arco del triunfo cuando de un capricho se trata pero a Corral le negó lo prometido, y usó de pretexto que vino al mundo en El Paso, porque no vió la luz; era día nublado, pero AMLO lo rechazó para quitárselo de encima, por que a los traidores nadie los quiere. Si a traiciones vamos habría que revisar si Corral tiene claro que mintió a todos, que no nació en chihuahua y que para ser gobernador debe ser mexicano por nacimiento. Es más ni renunció a ser nacido en USA. Ese es un agravio o delito que debe tipificarse y ojalá califique como traición a su patria chica, y no me acuerdo cuál es el castigo para ese delito, pero el repudio social y la repulsión que se ganó ya es algo; digo, para iniciar con todo lo que le toca pagar, y no es poco.
Maru le ganó en todos los terrenos, nunca fue rival, el Gobernador hizo trucos legales y hasta magia negra, pero le ganó por la vía legal, con todo y su fiscal anticorrupción de consigna, pese a las falsificaciones, y le ganó por que tenía la razón. El único fin de Corral era la venganza contra quien veía más chiquita y que Madero le cuidara la espalda, pero todo le salió mal. Maru fue mucha pieza para tan poquito varón. Descaro, gozo, cinismo, alma negra, ¿Qué llevó a Corral a la misa de cuerpo presente de los jesuitas? Dicen que el criminal siempre vuelve a la escena del crimen. Algo perverso tiene que ser; ¿sentimientos? No. no los tiene. El Karma sigue al acecho.