Uno supone que hay un principio fundamental en los derechos humanos de las personas en todo el mundo: nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Pero, pareciera que en nuestro país, se piensa diferente y todos somos culpables hasta que uno mismo demuestre lo contrario. El resultado es que en las cárceles de nuestro país, hay un porcentaje de casi 80% de presos sin juicio concluido. Por supuesto tampoco sentencia, y han perdido y siguen perdiendo su vida en la cárcel sin justicia. Incluso hay detenidos sin juicio, ni hablar de sentencia. Están encerrados por el poder del Estado. Sean narcos, políticos o ciudadanos, incluso indígenas…