La impunidad conseguida

Todo era, o es parte de un plan.

Se juntaron dos traidores. La sospecha resultó cierta, no era Alito, había alguien negociando mientras él hacía aspavientos, que despertaron lástima y pena y hasta misericordia a grado tal que los partidos de la Alianza lo defendieron. ¿Cómo habrán reído en las secretas reuniones?

Alejandro Moreno aguantó todo, hasta se rió de la  comisión instructora para su desafuero y se mostró envalentonado. De pronto, la mano que mece la cuna se mostró y, como ya se sabía, Alito tenía jefe, y se confirmó que Ruben Moreira, exgobernador de Coahuila, era y es el cerebro detrás de todo. Llegó la lumbre a los aparejos, Rubén no se arriesgó más y las negociaciones con Adán Augusto, de Gobernación, terminaron. El arreglo, coincide con el abrazo de Adán a Alito, además de un breve diálogo en San Lázaro. Uno se imagina: no te preocupes, ya se arregló todo con Rubén.

El costo pagado pareciera ser alargar hasta 2028 la milicia en el país, pero no, en realidad el costo cobrado es la impunidad para ambos exgobernadores, aderezado con la salida del PRI de la Alianza va por México, que para AMLO es garantía del refrendo. El costo para el PRI es alto, no sólo en desprestigio que ya casi no tenía más que unos retazos, al estilo de la gabardina de Cantinflas, pero el costo puede incluir la exclusión de sus aspirantes a encabezar la coalición; Enrique y Beatriz, que sería un daño colateral muy doloroso. Además de una profunda división interna que llevará, necesariamente, a una refundación del partido, pero hasta que terminen Alito y Rubén, aunque seguirían en San Lázaro, ya sin el control del PRI, solos o con algunos diputados de su lado, pero debilitados, eso sí, ambos a salvo. Pero no sólo el PRI pierde con esta traición, pierde también el Presidente Andrés Manuel que deja ver que su interés por refrendar el 24, es superior a lo que sea. Ejemplos de pagos por poder: hasta ahora dos embajadores y un consulado, Omar Fayat que no pidió queso, sino sólo salir de la ratonera y viene detrás el gobernador de Quintana Roo, que ya entrega a Mara Lezama y sería incorporado al gabinete; detrás viene el de Oaxaca, sólo por mencionar los más visibles. En repaso: Alito chamaqueo a Marko y a Chucho, no sólo lideró la Alianza, mientras duró, sino que todo era parte de una trama bien armada y, al final veían como daño menor, la vil traición a la Alianza, dejando claro que siempre importa más el pellejo que los ideales. Y por el lado del Presidente, una vez más, se demuestra que el poder no tiene precio, o como dicen que decía Carlos Hank: En política, todo lo que se pueda pagar con dinero, será barato. En este caso se deja impunes a exgobernadores y otros que doblaron las rodillas para no ser investigados al entregar el gobierno a los nuevos jerarcas, o más bien, al tlatoani ‘el que manda’, Andrés Manuel.

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