Se levantó de mal hígado el presidente

Hoy el presidente amaneció de mal hígado. Se exaltó hablando en contra del Juez de Matamoros, Tamaulipas, al que van a procesar penalmente, por dejar libres a los acusados por los desaparecidos de Ayotzinapa, y que fueron liberados con el pretexto de no llevar el debido proceso, por obtener sus declaraciones bajo tortura. El Presidente deja de lado que esto se probó bajo el rigor de el reconocido internacionalmente como “Protocolo de Estambul”. Pero el Presidente dijo: Qué no pueden pedir, en aras de la justicia, que se reponga el procedimiento, en vez de soltarlos, pero no, pareciera que les interesa más la ley que la justicia. De ese Juez dijo: Además, por qué un Juez de la frontera de Tamaulipas tiene que juzgar lo de Ayotzinapa, y que además vive en Estados Unidos, luego dijo: bueno eso me dicen. Más tarde corrigió, no, si vive en Matamoros. Y los que se dicen periodistas que le sirven de patiños, en la mañanera, haciendo preguntas a modo, uno de ellos propuso: Que se mida a los Jueces, que se les ponga en una balanza. López Obrador, tomó nuevo impulso y se fue contra Zaldívar, el Presidente de la Corte, porque declaró que defendería a los jueces. Lo entiendo, dijo, aunque agregó: Yo no defendería a un mal servidor público porque sea parte del Ejecutivo. Luego puso como ejemplo que los jueces desechan un caso por el mal trabajo de un ministerio público, sí, porque escribió mal el nombre del acusado, supongamos Juan Hernández López no es, y el que sí es, se llama Juan López Hernández, así se escudan o hasta porque aquí dice que lo arrestaron a las diez y fue a las doce, y lo libera, no, eso no está bien. Lo vamos a procesar por la vía penal. Luego pregunta: Si hay tortura por qué no denuncia a los torturadores, pero sin soltar al delincuente. Dejando ver que no sabe que se anula el proceso por la tortura, ni la esfera de competencias del poder Judicial. Imaginen, les dijo a sus escuchas, si el gobierno ya no viola los derechos humanos, se quedan sin trabajo, y ese miedo hace que nos acusan de esa perniciosa práctica de los neoliberales. Y yo les digo y repito que ya no se violan los derechos humanos, eso ya se acabó, no somos iguales. Y luego, nuestros adversarios, que no descansan y a los que muchos jueces sirven, nos mandan a los encapuchados a protestar en las calles o frente a Palacio, que nos avientan bombas en protesta de todo, con la bandera de que no se violen derechos humanos, porque no quieren aceptar que esto cambió, que no somos iguales, que ahora es diferente. Se molestan porque pongo vallas y si no las pongo entran a palacio y lo queman; pero eso quieren, la nota que vuele en los medios de todo el mundo, la nota grande. Y es que los que mandaban antes no dan la cara, para eso tienen sus achichinclinques, a sus intelectuales orgánicos, a periodistas comprados y sus porros para sus actos vandálicos.

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