México, en la historia, con sus presidentes, se ha comportado como candil de la calle y oscuridad de su casa. Todos los que acceden al poder, caen en la trampa de creerse únicos e irrepetibles, con lo que hacen durante su mandato, incluso tratan de que el sucesor los siga obedeciendo, como lo hizo Elias Calles. Incluso, creen que el país es suyo por seis años, así que no temen engañar, mentir ni robar pues lo consideran suyo. Todos le ocultan al pueblo la información. No es nada nuevo, incluso, con el tiempo, todo se sabe, nada es para siempre, ni los secretos, salvo cuando una sola persona lo sabe. Así se supo la verdad de del 68, la del 71, lo de Tlatlaya, o hasta lo de Ayotzinapa, que se resiste, pero de que se sabrá todo, ni duda tengo. La libertad de prensa es un mito, siempre hay peligro para el que dice la verdad que molesta a los hombres del poder. Por ejemplo, Julian Assange publicó documentos del gobierno de USA. Desde entonces vive un infierno. Entiendo que el Presidente le ofrezca asilo político al dueño de WikiLeaks. AMLO hace bien en querer ayudarlo, y lo hace público. Por ejemplo, invitó a la familia de Assange a las fiestas patrias de independencia. Es de las pocas acciones en que coincidimos, pero, al mismo tiempo, resulta intolerable, que mientras defiende a Assange, aquí él mismo ataque a Loret, a brozo y a otros que no coinciden con sus formas y los exhibe en cadena nacional, los acusa y señala, por dar a conocer información que le molesta, como la nueva riqueza de sus hijos, sus familiares, amigos y colaboradores. La muerte de periodistas en nuestro país es alarma en todo el mundo y no tenemos el derecho de pedir justicia en casa ajena. En este tema de fuga o robo de información, que puso en evidencia a USA, ahora aparece en México algo parecido. Hace unas semanas, robaron por vía digital, información que es clasificada en varios países, entre ellos México. Es el caso de la Defensa Nacional que fue objeto de hackeo casi en la totalidad de sus archivos…