A estas alturas del sexenio deberíamos tener claro que AMLO no necesita enemigos ni adversarios porque el mejor enemigo de su régimen lo ha construido él y se trata de él mismo. Todos los días en la mañanera se devela, a veces por él mismo, por lo menos una docena de sus desvaríos y errores garrafales en seguridad, salud y educación. Nada le ha funcionado, salvo los apoyos a la gente humilde, que lo hace para tenerlos como clientela electoral, pero algo bueno hay en ello. Así que nada ganamos diciendo y repitiendo sus errores, una y otra vez, no hace falta, la gente ya lo sabe. La gente ya lo entiende, el problema es que esa gente no haya para donde voltear porque los partidos están destruidos por ellos mismos, así que lo primero que tenemos que hacer, es hacer entender a los partidos que están derrotados de antemano, por que no tienen cara ni prestigio, ni políticos limpios, como para presentar uno ante la sociedad, porque a través de los años, la corrupción, el abuso de poder, y la riqueza de sus robos y tropelías los tiene sujetos de la gran cola que tienen, y es el propio presidente, que literal los amenaza con la cárcel si no se doblan. Creo que ahora deberíamos preocuparnos por entender que se necesita encontrar a una persona entre la sociedad que nos represente como candidato, un personaje íntegro, con un equipo definido, y un plan de trabajo que propicie una transición total del país. Necesitamos cambiar todo. Así que los partidos deben ponerse de modo para que la sociedad sea la que proponga al candidato, a su equipo y sea la que haga el plan de trabajo para lograr el país que queremos construir o reconstruir…