Las malas artes de personas resentidas, sobrados de dinero, mal habido, y que es tanto, que se dan el lujo de utilizarlo para cobrar venganza, sin ponerse a pensar que sus acciones pueden dañar a la gente que conocen, que estiman, y que son delicienses, como él dice serlo.
Un Deliciense bien nacido, jamás le haría daño a su propia gente, a esa gente con la que debe haber crecido, aunque sea sólo de estatura, porque si pensara y amara a esta tierra, con el amor de los aquí nacidos, jamás haría nada contra los suyos. Hay gente exitosa, nacida de esta tierra desértica, seca y dura, gente admirada, respetada, que ilusiona a otros y los anima a seguir sus pasos. Jaime Herrera Corral pudo ser uno de esos, pero eligió el camino de la traición y de la mentira para salvarse de no se qué, puesto que hoy en día, los muertos que vos matais gozan de cabal salud. Ignoro con qué lo amenazaron o si su miedo a la cárcel sea superior a su hombría, pero hoy, ni uno sólo de los perseguidos está en la cárcel, unos, los que rajaron, firmaron sin ver o pagaron o arreglaron de otro modo, están libres, pero los que tienen en su lugar lo que Dios nos dio, los que no rajaron ni se doblaron ante la injusticia, la tortura, la extorsión y la cárcel, uno perdió la vida y los demás parte de ella, en el encierro, pero hoy todos están libres, porque el abuso de poder y la traición no triunfan, y porque fueron víctimas de graves violaciones al debido proceso y a las leyes vigentes, o de traiciones cometidas sólo para complacer al nuevo gobernante desquiciado que lo amenazaba con meterlo a la cárcel. Jaime entregó amigos a los que invitó a un restaurante y ahí llegaron por esa persona, a otro lo llamó y le pregunto dónde estaba y lo que iba a hacer y ahí llegó la policía en el momento de entrar a donde le dijo que iría…