La popularidad del Presidente es alta y el pueblo, en su mayor parte, cree en él, aunque no se pueda explicar o entender la razón; lo cierto es que lo creen honesto y buena persona, y, tal vez, un Presidente con buenas intenciones, pero ese 67% de aprobación no es suficiente ni lo único que la gente considera a la hora de votar. Peña Nieto empezó con 60%, de ahí se fue a la baja año tras año, primero con la Casa Blanca y luego la liberación de precios de combustible conocido como el gasolinazo, lo bajó por un tiempo hasta un piso de 12% y al retirarse no alcanzaba el 30%. Felipe Calderón tuvo una popularidad que osciló entre 44 y 68% durante todo el sexenio. Sin embargo, ninguno de los tres presidentes tiene números a favor en seguridad. El flagelo de la corrupción no ha podido ser ni detenido, menos erradicado por ninguno, sigue plena. Ahora la diferencia está en salud, donde (15 millones) carecen de servicios al borrar del mapa el Seguro Popular. Otro error es la baja en presupuestos de la educación…