La traición al pueblo

El Presidente Andrés Manuel pondría a México en jaque. Su propuesta de reforma a la Constitución y leyes electorales será un desafío a la sociedad. La oposición en el poder legislativo no es su fiel representante, ni están unidos, sólo son retazo del sistema de partidos. Sobrevivir los convierte en moneda de cambio y todo puede pasar, como afectar al INE. Sólo que la sociedad, en su lento despertar, ya entendió lo que el Presidente pretende. Ha dicho que se jubila y que no hará política; si fuera cierto no tendría corcholatas, por lo que se infiere su intención de Maximato. Claudia y Adán parecen obedientes, pero no hay garantías en política. El síndrome del poder no deja títere con cabeza. Volvamos al tema: será la sociedad quien hará frente a esta burda maniobra de control de las elecciones de 2024. Veo manifestaciones, en ciudades medianas y grandes, con protesta pacífica, en rechazo a la desaparición o reforma del INE, más, mucho más que en 2008 cuando la marcha blanca: “si no pueden váyanse” con más de un millón en CdMex y en otras ciudades del país. Tal vez sin resultados, pero será el inicio de un gran movimiento social que tendrá como fin, en 2024, evitar el arraigo del autoritarismo. Están preparando un fraude, la compra del Ejército es obvia, la destrucción de instituciones, el dar su tajada al más pobre, que no alcanza a ver la manipulación; todo, con el fin de perpetuar su poder, igual que sus antecesores. Nadie se va sin el intento de dejar obedientes, pero fracasaron. Calles, la excepción que confirma

El poder enloquece y se pierde la noción de la realidad y el síndrome les crea una realidad alterna y dejan de lado los sentidos: ver, oír, sentir, etc., y el más notable que pierden es el sentido común. Es el tiempo de la sociedad, es el tiempo de que la unidad se dé, ya es hora de despertar y unirnos en torno a México. Se lo difícil que es unir norte con sur y este con oeste pero es imperioso que ser mexicanos, ayude a que prevalezca, por encima todo, nuestro país. No hemos sabido ser unidos ni bien compartidos, unos más atrasados que otros o menos avanzados, pero hay deuda histórica en todos nosotros de uno u otro modo. La identidad de ser mexicanos está, pero entre nosotros no hemos sido justos nunca, hemos dejado de lado a nuestro hermano originario y al humilde y ellos se apartan para salvar su dignidad, y nosotros, en un falso orgullo, pensamos que así de lejos está mejor. Pero no, ese despojo, ese desprecio, ese olvido y ese abandono de los humildes y los indígenas nos tiene en esta encrucijada y debemos corregir todo para volver a empezar. Sólo así podremos crear un México nuevo, en donde la igualdad prevalezca, defender la equidad para la mejor distribución del ingreso, que la justicia sea pareja, la educación la base y la creación de empleos los pilares. Viene el fraude y una elección de estado. Debemos salir todos o nos carga el payaso.

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