Es tiempo de salir a la plaza o a la calle, es tiempo de que nuestra voz se escuche. Esperar un milagro no es opción, los milagros no se piden de rodillas en templos, El milagro se construye como un empresario inicia un negocio o un estudiante su carrera. López Obrador ofrece milagros pero en realidad nos envenena con odio y rencor, y en su venganza, divide a todos; y el dolor es que en las familias ya son el pan de cada día los pleitos, unos defienden, otros ven la realidad. Eso no es sano ni es lo que prometió en las 3 campañas, nos ha mentido en todo y su maldad logra que una parte del mismo pueblo ahora quiera destruir el INE. Ese pueblo es tierra fértil para él, por la corrupción y el cruel abandono histórico de los más pobres y de los indigenas marginados. También por la pobreza que hoy avanza en la clase media. Pero aquellos corruptos no nos representan, y tampoco nos definen como mexicanos, somos más nobles que ellos y que él, a cambio, hace lo que quiere y gasta como le da la gana y no respeta la ley, ni la constitución. Hoy, en su show de TV se jactó de cuánto lo quiere ese pueblo sabio que lo apoya y le da la razón. Jamás nadie se atrevió a tanto. La historia no registra esa manipulación malvada ni en los presidentes más corruptos, ni en los más ineptos, ni en los acusados de genocidio, es más, ni siquiera en los feroces caudillos en tiempos de pacificación del país…