Desdeñar el plan B no es opción porque lo menos que puede resultar sería CORROSIVO para nuestra democracia, que en lugar de fortalecerla, el gobierno actual pretende debilitarla y controlar. La única manera de intentar detenerlo es con la movilización social, porque desde ayer, en la video columna, nos dimos por enterados de lo que puede mover y hoy se los complemento. Ese Plan B pretende y puede modificar, con mayoría simple, en leyes secundarias: Los órganos electorales, tanto en los requisitos del nombramiento de Consejeros del INE, como de Magistrados en el TEPJF y Salas Regionales, y en la estructura interna de ambos, lo cual es de suyo importante para garantizar elecciones limpias, creíbles y transparentes.
¡Claro!, depende de qué lado esté viendo el panorama. El Presidente podría modificar la relación que hay entre el INE y los Organismos Electorales Locales y la relación de mando entre ellos.
La paridad de género ha sido una lucha constante y también puede meterle mano a los porcentajes. También puede modificar las cantidades que se podrían utilizar como tope de gastos de campañas y precampañas.
En cuento a los partidos puede modificarles los montos de aportación de sus militantes, y cambiar la forma en que se fiscalizan los recursos y las sanciones que puedan aplicarse. Puede cambiar los requisitos y las formas de realización de los procesos de selección y postulación de candidatos a cargos de elección popular, en los partidos, para cerrar el paso a determinados personajes, y cambiar las reglas para las precampañas y las campañas electorales, lo cual, ya junto, resultaría de suma importancia al tratarse de elecciones generales en 2024. También puede cambiar el sistema de nulidad de elecciones federales o locales por violaciones graves, dolosas y determinantes dejándolas más a modo. Otro tema, nada menor es que podría modificar lo que se disponga hacer con los bienes de los partidos que pierdan el registro. Y por supuesto se reserva la gestión, ante la Suprema Corte, “discreta”, por descontado, para que sí se presentan, y así será, algunas controversias, sean desechadas o guardadas en un archivo, como ya ocurre con otras que se han Presentado. En resumen: Podemos darnos cuenta que la única opción defensiva es el voto, porque hay elecciones anteriores en que las autoridades fueron elegidas con una minoría. En las elecciones de 2018 aunque AMLO obtuvo más de 30 millones de votos, más de 34 millones se decidieron por no ir a votar. Lo anterior nos dice que debemos movilizarnos como sociedad para lograr una votación mayor a la de otros tiempos. Es la hora de hacer lo que cada uno tenemos al alcance, no se trata de hacer escándalos o protestas, sino una labor seria, callada, pero efectiva con la familia y los amigos y extendernos de igual manera hasta los familiares y amigos radicados en Estados Unidos que tienen su credencial o que la obtengan allá para que todos podamos votar donde quiera que estemos. Tenemos que salir a votar, somos más de 90 millones con credencial. Hacemos el trabajo, cada quien por su lado, o seguimos poniendo la espalda para los latigazos que vienen, sin que todo esto sea motivo para evitar la movilización social. Claro que la presión ayudará! Y mucho.