Corregimos o al rancho presidencial


Después del choque frontal de dos trenes del metro, en la línea 3, el sábado 7 de enero. El Presidente dijo el lunes 9 que Claudia es una mujer honesta y que tendría todo el apoyo, lo que necesite, lo repitió el martes y miércoles. El jueves designó 6060 elementos de la GN que cuidarán el Metro, que se suman a los poco más de 5000 agentes de seguridad que ya están ahí; así que rebasan los 11 mil. ¿Qué tal si son eventos… mmm provocados? ¿Qué tal si hay sabotaje para provocar una catástrofe… mm y tratan de hacer un daño mayor? ¿Qué no lo vamos a evitar? Preguntó el Presidente a su audiencia.
Estoy en CdMex desde el miércoles y me regresaré el lunes, y no me he subido al Metro. Ahora le llaman deporte extremo. Debe ser muy frustrante subir al Metro con miedo, cuando durante 50 años fue un orgullo de México y el más seguro de todos los medios de transporte para los ciudadanos capitalinos. En los últimos 4 años 25 personas perdieran la vida, y docenas de heridos en 4 sucesivos incidentes, por falta de mantenimiento o por sabotaje. Claudia piensa o se obliga a pensar que fueron provocadas para hacerla quedar mal y sacarla de su campaña. Podemos creer cada quien lo que queramos, lo cierto es que las vidas se perdieron. Si fue sabotaje, ¿los 11 mil policías lo resolverán? Si es mantenimiento también lo sabremos; ojalá no a través de más muertes de pasajeros. Lo más difícil es que la división en que vivimos propicia que una gran parte de la población les crea qué hay sabotaje, mientras otra parte piensa que le falta mantenimiento. Ese mismo jueves 12, el presidente se quejó: Antes callaban todo, pero ahora todo se sabe, ahora si publican todo y antes eran muy calladitos; palabras que son mágicas en quienes creen que antes todo era malo. No quiero criticar lo mismo ni repetir lo que se dice. Pero yo recuerdo de niño, mi cucaracha en el hombro, por las vacunas en la escuela, aquel tamiz a los bebés al nacer en el IMSS, eso desde mi niñez, de reciente, tengo presente el Seguro Popular, que malo o regular era un recurso para 14 millones de personas; el mismo IMSS que no era Perfecto, pero funcionaba, el ISSSTE igual. Los gobiernos corruptos, hoy ya no existen, el Presidente dice que ya no se permite la corrupción. Cuida las palabras, es listo!, yo pregunto: cuándo se ha permitido? Siempre hubo y sigue habiendo, pero hay gente, mucha, demasiada que confunde, creo que a propósito, las frases: “ya no se permite la corrupción” con “ya no hay corrupción”. Hay quien prefiere aferrarse a la decisión del 2018, que reconocer que más de 30 millones votaron contra lo que había, que ya era terrible, insoportable, asqueroso y ominoso, todos enriquecidos y descarados, si, es cierto, votaron contra eso, pero no votaron por AMLO. Tampoco desean ver que el Presidente hace lo contrario de lo prometido, que quiere ser simpático o trata de serlo, pero caprichoso y vengativo, hace lo que le da su gana. Dos preguntas: ¿vive mejor? ¿Ya no lo friega un agente de tránsito? ¿Lo apercibe del error y lo deja ir, o le hace la multa, o le acepta un billete? Si su respuesta es sí, mi respeto, todo ha cambiado. Pero si es no; entonces qué cambió? Tenemos que pensar. Es difícil confiar, hasta yo dudo, pero de algo estoy seguro: Corregimos o nos vamos todos al rancho del Presidente, bueno o donde quiera que sea el lugar del nombre del rancho.

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