La cara del presiente no reflejaba lo mismo que sus palabras. Conforme hablaba, diciendo que se juntaron 80 mil personas; máximo 100 mil, afirmó con cara que lo desmentía. Es imposible mentir sin que los pocos músculos de la cara te permitan que la expresión te respalde.
Al tiempo que mentía en los números sus arriba a la izquierda cómo recordando las imágenes del día anterior que lo desmentían; su rostro ajado, cansado, pero terco en minimizar la marcha y el pleno del Zócalo. Luego dijo a sus moléculas ya verán el día 18 de marzo, ese día si llenaremos el Zócalo, no como ayer.
Luego dijo que los conservadores en México somos unos 25 millones. Son muchos, dijo, a sabiendas que él ganó con más de 30 millones; dejaba implícita su superioridad sin falso orgullo.
Enseguida hizo trizas de personas elegidas por su comunicador social que le puso 24 caras a las que, obvio se dedicó a denostar. Una de las moléculas le dijo que tenía testimonios de trabajadores de alcaldías de la CdMex llevados a la fuerza. El Presidente sólo sonrió.
¿Por qué 80 mil? ¿Por qué el Presidente dijo: el día que se junten cien mil en mi contra en el Zócalo, me voy al Rancho? ¿Por eso contaron 5 por 1?
Lo bueno es que ya la midió. Hay que tener cuidado.