- El caso de Miroslava
“Vente a tomar un refresco”, le dijo el Gobernador Corral al Presidente de Chínipas, Hugo Amed Schultz. Era una orden, no había más que obedecer.
Era una traición, una trampa. Le escribieron y obligaron a firmar y poner su huella en esa declaración en la propia oficina del gobernador y con esa maniobra traicionera fue detenido. Schultz era acusado de cooperar con el 80 y con los Zalazar, cuestión imposible pues eran grupos antagónicos. Pero ese crimen tenía mucha presión mediática y había que sacarlo a cómo diera lugar. Los funcionarios de Corral involucrados están libres. La fabricación de las pruebas e imputación en el crimen de Schultz fue una maniobra desesperada de Javier Corral que tienen a este hombre en la cárcel.
Ese tipo de acciones por un gobernador fueron cosa de todos los días durante su gobierno. Todo apunta a un crimen de Estado contra la periodista. Javier Corral fue a la casa de Miroslava a minutos del crimen para sacar computadora y celular de la periodista; buscaba blindarse a toda costa y para ello no paró en pintas. También, cuando detuvieron al asesino Larry, fue a su casa para “ limpiarla” y de paso le sembró una memoria con información para asegurar su blindaje; no le importó contaminar las escenas del crimen y del arresto.
Se protegió y le alcanzó para sus cómplices y cuando ya no pudo seguir encubriendo todo, por la presión mediática y a punto de dejar su pésimo y abusivo gobierno, casi cinco años después de aquella invitación a tomarse el refresco, y de aquella redacción falsa, arrestaron y condenaron a su compañero de partido.
Este caso será una muestra más de la mafia con la que Corral trabajó. Schultz saldrá exonerado. Al tiempo. ¿Acaso Javier ordenó aquello? ¿Como ordenó violar los derechos de todos los implicados en los expedientes X?