Conmemoran 212 años del paso de Miguel Hidalgo y los Insurgentes por Meoqui

  • Llegaron a Meoqui en calidad de presos el 20 de abril de 1811, pernoctaron en el Cuartel Militar y partieron al día siguiente a Chihuahua

Francisco González Carrasco/ Cronista de Meoqui

El Padre de la Patria, don Miguel Hidalgo y Costilla y los Insurgentes llegaron a Meoqui un día como hoy, pero de 1811, en calidad de presos y pasaron la noche en el Cuartel Militar del entonces llamado Pueblo de San Pablo, en aquel momento el lugar más grande y con presidio militar de la región, entraron por la ruta donde hoy está la comunidad de Nuevo Loreto, pasando por la rivera del Rio Conchos rumbo a la Junta de los Ríos Conchos y San Pedro, en el municipio de Meoqui.

Pasaron por lo que  hoy es el Torreón, el punto de vigilancia de las grandes extensiones de tierras y bosques de las haciendas que ahí se formaron, de ahí pasaron cerca del Rancho de Los García, dirigiéndose a Guadalupe Victoria, Loret, y Las Puentes, tal vez  La Otra Banda hoy colonia Francisco Portillo, el último caserío antes de llegar a San Pablo, lugares donde sus habitantes extrañados y conmovidos por las trazas andrajosas, con múltiples golpes y heridas de los insurgentes, más la imagen cansada y triste del Padre de La Patria quien nunca desfalleció y soporto todos los castigos en su trayectoria de manera altiva y estoica, hasta su destino y ejecución en San Felipe El Real de Chihuahua, fueron testigos de este hecho histórico.

LA RUTA de HIDALGO desde la proclamación del grito de Independencia hasta su ejecución

SAN PABLO, Hoy Cd. Meoqui, Chih. se considera un lugar rico en Historia donde muchos hechos, y anécdotas que sucedieron a nivel nacional o estatal se vinculan con lo local, por ello somos un lugar con analogía histórica, donde esos hechos tienen su importancia y trascendencia que todos debemos conocer y compartir.

Miguel Hidalgo el padre de la patria inicia su Ruta por la Independencia en Dolores Hidalgo Gto. un 15 de septiembre de 1810, con la proclamación de la Independencia y el grito de Dolores tuvo una resonancia extraordinaria con el pueblo mexicano, al grado que obtuvo triunfos inmediatos con el apoyo de comerciantes, albañiles, agricultores, artesanos y pueblos indígenas, entre otros.

No obstante, respaldado por la fuerza militar de Ignacio Allende, Hidalgo sosteniendo un estandarte de la Virgen de Guadalupe, inicio una escalada de victorias militares.

Donde sometió Celaya, Salamanca, Irapuato, y Silao, tomó por asalto la ciudad de Guanajuato en la Alhóndiga de Granaditas donde realiza la proeza el Pípila. De ahí sigue a la cd. De México, acción que no se concretó, por su formación humanística y sacerdotal y los hechos de las primeras victorias, Por ese motivo sostuvo una fuerte discusión con Allende, pero el líder se impuso y no tomaron la cd. De México.

Fueron importantes victorias exceptuando Aculco, donde los Insurgentes sufrieron su primera derrota. Hidalgo sorteando numerosos problemas, pudo continuar con su movimiento victorioso y logró resquebrajar la infraestructura económica del Virreinato, en sus primeros embates contra la corona española. Sin embargo, al flaquear y no tomar la cd. de México se ve en la necesidad de refugiarse en Guadalajara, por la recomposición de las fuerzas realistas, y la amenaza que representaban, además gracias a la invitación de José Antonio Torres, amigo de los rebeldes, que le permitió hacer una reflexión de la lucha que encabezaba.

La cercanía de Calleja en Guadalajara hizo que los Insurgentes se fortificaran y retiraran, al norte; sin embargo, en Puente de Calderón se produjo una batalla donde el capitán Elizondo los traiciona y así sufren la derrota final y muy dolorosa con Hidalgo al frente, donde Allende, Abasolo, Jiménez y Aldama fueron sorprendidos y apresados junto con Hidalgo en Acatita de Bajan, Coah.

Hasta ahí llevaba 167 días de líder del movimiento Insurgente.

Ahí prácticamente todo el ejército insurgente quedó sometido y fue dividido en dos partes: una parte la llevaron al sur y otra parte, donde iba Hidalgo y los principales insurgentes, al norte.

El objetivo era mandar un mensaje a la población de lo que podía pasar por levantarse en armas, sobre todo en el norte donde estaba retirado alejado de los levantamientos y escándalos del sur.

Ahí mismo fueron encadenados y arrastrados por cada comunidad exhibiéndolos, como criminales pasando por diversas comunidades como: Ciénega Grande Coah. Hacienda de San Lorenzo, Álamo de Viesca, cruzaron el Rio Nazas en Chalan, pasan por san Sebastián y Mapimi un 5 de abril, y de ahí parten al norte, pasando por varias comunidades de Coahuila y Durango, y pasan por Escalón Chih.,por Santa María de las Caldas de Jiménez, Por Santa Rosalía, hoy Camargo, por La Hacienda de San Marcos,hoy Saucillo.

Entran a san Pablo por la ruta donde hoy está la comunidad de Nuevo Loreto, ahí pasan por la rivera del Rio Conchos y llegan a la Junta de los Ríos Conchos y San Pedro, en el municipio de Meoqui, y pasan a lo que  hoy es el Torreón, un punto de vigilancia de las grandes extensiones de tierras y bosques, de las   haciendas que ahí se formaron , de ahí pasan cerca del Rancho de Los García, y se dirigen a Guadalupe Victoria, Loreto, y Las puentes , tal vez el ultimo caserío antes de llegar a san Pablo fue La otra banda o Col. Francisco Portillo, lugares, donde sus habitantes extrañados y conmovidos por las trazas andrajosas , con múltiples golpes y heridas, de los insurgentes  más, la imagen cansada y triste del Padre de La Patria, sin embargo nunca desfalleció y soportó todos los castigos en su trayectoria de manera altiva y estoica, hasta su destino y ejecución, en San Felipe El Real de Chihuahua.

Llegaron a San Pablo hoy Cd. Meoqui, con un alboroto inusual debido a la importancia de los reos y al número de efectivos militares del ejército realista, lo que hace que prácticamente toda la comunidad se haga presente y se concentre a la llegada de los militares y reos, la tarde del 20 de abril de 1811.

Sin embargo, la atención la acapara Hidalgo y los Insurgentes

Al arribar los militares cercan el lugar para evitar algún problema con la población, precisamente en este lugar donde convergen la calle Degollado y Calle Hidalgo antes el camino Real del este y del sur respectivamente, aquí estaba el cuartel y presidio de San Pablo.

Era un verdadero espectáculo, pero la figura andrajosa cansada el rostro demacrado pero sereno y altivo de Hidalgo, llamo poderosamente la atención.

Esa misma noche dispusieron que los Reos fueran aseados para no confundirlos en el juicio en San Felipe, y llamaron al único peluquero del pueblo.

Don José María Altamirano, o Chemaria, mozo de guarnición, mandadero, aguador, cuidador de caballos y peluquero, fue llamado por los guardias a su vivienda que estaba a dos cuadras de la misión.

¡El centinela!!   Al Sr. José María Altamirano. –

Nos preguntaron por alguien que supiera cortar el pelo, nosotros les dijimos de tu persona y nos pidieron que te lleváramos para cortar el pelo a los reos y rasurarlos para que sean reconocidos mañana mismo en San Felipe el Real. (hoy Chihuahua.)

Sin dilación Chemaria agarro sus enseres y se dirigió al cuartel y presidio.

Lo recibió el guardia responsable del turno, Chemaria exclama: orgulloso.

No sé mucho de cortar el pelo, pero las personas que van de paso, solicitan mis servicios y se van satisfechos. ¡Le dijo al guardia!!

Anda pues pasa le dijo el militar, todos los reos están encadenados no hay peligro alguno.

Chemaria acomodo un banquillo cerca de la luz que expedía una farola de aceite y los guardias fueron acercando a los presos iniciando con Allende, fue el primero que atendió el solicito peluquero, ante un insignificante haz de luz.

Aldama, Abasolo y Jiménez siguieron, todo ahí era expectante los reos insurgentes despertaban curiosidad y temor, muy repetidamente se escuchaba los rechinidos de las puertas de hierro y el ruido peculiar de las tijeras.

Todos observaban al barbero, quien dejo en el piso una olla de peltre descarapelada, y constantemente se acomodaba una vieja toalla de algodón en el hombro y en una tela que no se notaba el color y que utilizaba como estuche, ahí guardaba las dos navajas que utilizaba, en sus trabajos.

Chemaria se percató que al último reo lo habían dejado junto al guardia más fuerte, y más estricto.

 Era incongruente, pero ellos obedecían órdenes y que así fuera, sin embargo, nada en aquel hombre Miguel Hidalgo, denotaba peligrosidad, al contrario, atraía la atención y la curiosidad de propios y extraños tenía una fuerza interna extraordinaria.

Por un instante Hidalgo y Chemaria cruzaron miradas y se sintió un gran dialogo, intangible donde se identificaron.

Hidalgo se mantuvo quieto hasta ese momento observando las faenas del peluquero. Hasta que llego su turno.

¡Siéntese señor que yo solo cumplo ordenes, le dijo Chemaria a Hidalgo!!!

Don Chemaria era un viejo de ojos verdes muy bien rasurado y muy servicial, se puso a trabajar con Hidalgo.

El Padre de la Patria muy observador pensó que el peluquero iba a cambiar el agua del recipiente, para su atención, pero Chemaria se quedó perplejo mirándolo, y no lo hizo.

Al peluquero le sorprendió la energía, la altivez y la paciencia de Hidalgo a pesar de los trajines del viaje y de las cadenas.

Pero lo más sorprendente para él, fue que un sacerdote estuviera encadenado y preso. ¡Esto no lo había visto nunca!! Expreso Che María.

 Hidalgo avanzó hacia el banquillo y el ruido de las cadenas hizo concentrarse al peluquero.

Chemaria instintivamente puso mayor cuidado con el cura Hidalgo, al ir acicalando su piel y rasurando su rostro, al grado que le pregunto en voz baja, ¿Por qué los llevan presos?

Hidalgo permaneció estático como si el peluquero no se hubiera dirigido a él.

Después de un breve silencio Hidalgo comenta, es largo el camino que nos habíamos trazado, sin embargo, hasta aquí llegamos.

Somos parte de los hombres que proclamamos la independencia de México, a nosotros se nos acusa de ser los autores de todos los males que están sucediendo por la lucha y Guerra de Independencia de México, en contra de España.

Pero nuestra causa es la libertad, a lo que tenemos derecho.

Las personas que van de paso comentan que hay levantamientos por todas partes dijo Chemaria, levantando la voz, sin dejar de trabajar.

¡Amigo yo soy Miguel Hidalgo y Costilla! Dijo sereno, el padre de La patria.

¿Usted? Pregunto Chemaría.

¡En todas partes se habla de usted! Replico Chemaría.

¡Guarda silencio! dijo Hidalgo.

Después de unos minutos. El viejo peluquero termina la faena con Hidalgo, sacudió sus pañuelos y exclama, respirando profundamente, buena salud señor Hidalgo.

¡Gracias! respondió Hidalgo al mismo tiempo que introducía su mano en el bolsillo de su vestidura guerrera, y saco un botón de oro macizo, que le quedo cuando fue nombrado Generalísimo de Las Américas, no hacía mucho tiempo, los demás botones los perdió en la lucha, y solo quedaba uno, tómalo como pago a tu amabilidad y no por tu trabajo, no lo comentes con nadie porque lo perderás.

Don Chemaria lo recibió muy agradecido.

Y reflexiona, es cierto que el oro no limpia el alma, pero quita el hambre, muchas gracias.

“Ve con Dios hijo mío, te ofrezco mi mano sincera y no olvides cobrar tus honorarios”,  lo despidió El Padre de La patria.

Al día siguiente muy temprano, 21 de abril partieron a San Felipe, donde permanecieron hasta el 30 de julio hasta ser fusilados y cercenadas sus cabezas y trasladadas en picas hasta la alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, donde inició una de las primeras batallas por la independencia de México.

HIDALGO duro 131 días como prisionero hasta su ejecución, lo juzgaron y ejecutaron públicamente pero nunca desfalleció, ni sintió cobardía, al contrario, al ofrendar su vida por nuestro país, se inician otras etapas más duras y sangrientas que permite que la Independencia y la Libertad sea una realidad en nuestro país. 

Finalmente, la Independencia se consumó el 27 de septiembre de 1821, al firmar España al acta de Independencia de México.

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