Hoy en México somos una sociedad dividida, polarizada, llena del odio y rencor sembrado desde el poder. México tiene en la presidencia a una persona que ha sabido mover conciencias de la gente abandonada y despreciada por los gobiernos corruptos y tramposos que hemos tenido desde que somos un país independiente. Los indígenas a la montaña, los pobres a donde sea que puedan vivir.
Es tanto el odio, la discordia y la división, que alcanza a familias que ya no pueden ni sentarse a comer juntos sin riesgo de peleas. Pero no es el único mal que nos aqueja, ahora nos hemos convertido en dos bandos, uno que clama revancha y otro que trata de sobrevivir con el peso de no haber hecho nada por los desamparados, ni por los indígenas, y con la culpa de haber aprendido a convivir con la corrupción y ahora recibimos el nombre peyorativo de “conservadores”.
Si te fue bien, fuiste parte de esos gobiernos corruptos y eres un conservador. Si te fue mal y peor, eres víctima de la falta de oportunidades y del robo al país durante muchos, demasiados años. ¿Será que eso te pone del lado “liberal”? Todo esto produce ceguera.
A los que nos dicen conservadores, sabemos de todo lo que hicieron los gobiernos anteriores, y sabemos que lo hicieron muy mal y en perjuicio del país y de todos. Pero también hay ceguera en los que creen el discurso del que nos ha partido en dos. No se dan cuenta de que una mitad que trabaja no puede sostener a la otra mitad.
Los programas sociales son necesarios, pero no así, sino con una planeación que le de soporte y los sostenga. La producción del país tiene 4 años a la baja. De seguir así, no habrá manera de que las dádivas de hoy se sostengan mañana. Los recursos ya son muy escasos y la deuda crece y crece.
Encima queremos venganza, queremos desquite de esos políticos que creemos que nos robaron. Y hasta dejamos que hagan la ley a su modo para disfrutar del circo que reclamamos. Estamos tan perdidos, que creemos todo, todo lo que nos dicen que hicieron. No necesitamos pruebas, ni un juicio, que se pudra ese político, aunque al otro que fue peor, lo protejan porque dobló la rodilla ante el poderoso de hoy.
Que se violen las leyes, los derechos y todo el cauce legal. Lo importante es que ya sabemos que es culpable, porque así nos dijeron y así tiene que ser.
¡Sálvese quien pueda! No se qué sigue, pero nada bueno nos espera. El odio sembrado es tanto que ya ni tenemos respeto por nada, ni de la ley, ni de la justicia, ni del gobierno, ni de nada. Que se pudran todos, aunque se queme mi casa que le quemen la suya al presumido de mi vecino.
México no se encuentra a sí mismo.