El presidente López Obrador tiene dominio sobre la mayoría simple del poder legislativo y en esa unidad, fuera de toda legalidad, han querido manipular las leyes secundarias, por no poder modificar la Constitución, que requiere de una mayoría calificada.
La situación se agrava porque los cambios que pretende hacer en las leyes secundarias, en algunos casos pasa por encima de la Constitución, y es ahí donde salta el problema mayor: El Poder Judicial, cuya función es proteger el apego a la Constitución.
Ese poder es un gran contratiempo para el presidente, que por más que ha querido someter a los ministros de la Corte no ha podido.
Lo anterior es lo que en estos días tiene a la República en tres y dos porque el presidente está tratando de desestabilizar al poder que se le opone.
Y es que el presidente no comprende lo que es la coexistencia entre tres poderes, cuya labor es de pesos y contrapesos para evitar que el poder se concentre en una sola persona.
Él no entiende la razón por la que los ministros de la Corte no lo obedecen. Es su gran dilema.
Y todo se puede esperar de él, inclusive el fraude electoral en las elecciones de 2023 y 2024. Si logra ganar los estados en 2023, aún con fraude, nada podrá detenerlo para ir por todo y apoderarse del país al costo que sea.
Y los ministros, en caso de alcanzar mayoría calificada en 2024 con fraude electoral, serían sustituidos por seguidores de sus caprichos.
En ese peligro estamos, y la única manera de salir de esa ratonera es acudiendo todos a votar para evitar el fraude que trama.