Nicolás Bravo, político y militar de los llamados caudillos que en la guerra por la independencia penetró al Círculo del poder,
En un país que pretendía dejar una monarquia, para crear otra independiente de España, Agustín de Iturbide se aprovechó de todos, aunque muy poco duró, porque primero destronado y después fusilado, dio pauta para que se iniciara una república en la que las peleas eran por el poder mismo.
Unos querían concentrar el poder, otros ser federalistas con estados libres y soberanos.
Bravo fue parte del triunvirato junto a Guadalupe Victoria y Pedro Celestino Negrete al deponer a Iturbide. Bravo también era dirigente del partido de la logia escocés que impulsaba el centralismo.
Como en estos días, porque si echamos una mirada, todos nos damos cuenta que los gobernadores son marionetas del presidente. Antes y ahora desde Iturbide, Juárez, Diaz, Venustiano Carranza, Lázaro Cárdenas y ahora Andrés Manuel que sigue a los neoliberales que tanto odia. Ordena todo a los 23 afines a Morena, y de los demás, al que no lo sigue, sólo le da el mínimo de recursos, como a Chihuahua.
Bravo participó como candidato a la presidencia desde las primeras elecciones en 1824, pero le ganó Guadalupe Victoria; pero, al ser el segundo mejor votado, asumió como vicepresidente. Sin embargo, su ambición se impuso, y sin éxito, pero intentó derrocar por las armas a Guadalupe Victoria.
El primer presidente lo tenía en gran estima y no aceptó los consejos de su Ministro de Guerra, quien le pedía su aprehensión antes de su rebelión. Victoria le escribió a su ministro de guerra: “Para que se justifiquen, las providencias del gobierno contra el señor Bravo, es indispensable que él mismo ponga en evidencia su conducta a los ojos de la nación”.
Así fue que Nicolás Bravo y su grupo fueron vencidos. Reaparecería años después para defender la patria de la invasión de los Estados Unidos y en la defensa del Castillo de Chapultepec. Lograría ser presidente tres veces.
Es duro darnos cuenta, que la historia que nos contaron era falsa, que los caudillos peleaban el poder, por el poder mismo, nunca por la entonces llamada plebe y menos por la menospreciada indiada.
La democracia y las elecciones era con unos cuantos votos de los estados o del congreso, pero la gente no tenía un lugar, no contaba…Nadie pensaba en ellos.