Durante varias semanas traté de mostrar una relatoría de nuestra historia para demostrar que desde que México es país independiente los ciudadanos, primero no existían, eran plebe e indiada, y cuando se requería ir a la guerra eran la carne de cañón.
Así pasó en la independencia, en la defensa contra España que pretendió reconquistar dos veces, también con Texas, en la guerra de los pasteles, en la invasión norteamericana, la guerra fratricida de tres años y luego la segunda intervención francesa con Maximiliano, luego la revolución y de nuevo a ser ignorados por unos y otros gobiernos. Fueran caudillos, reformadores, dictadores o políticos demagogos y corruptos.
La ciudadanía nunca les ha importado, más allá de pedirle el voto y luego el atole con el dedo. No hay ciudadanía con cultura electoral.
Tenemos que nacer solos. Ahora es cuando podemos. O AMLO nos remata, porque matados ya estamos. Este país no progresa, ni lo hará mientras su gente no agarre el toro por los cuernos.
O lo hacemos nosotros o seguimos igual o peor, como ahora.