En Morena, Claudia será candidata, con alguna dificultad y reparto de posiciones. Los demás se disciplinan; Morena iría unida a la competencia electoral.
Otro escenario, sería que Marcelo no se discipline, cosa que dos partidos el MC y PVEM, aprovecharían para quitarse el yugo de Morena; lo hacen su candidato, con posibilidad de dañar suficiente a Morena, sin que les alcance para ganar, pero si para un trozo de poder legislativo.
Y, por último, que en la coalición opositora, ni Alito, ni Marko causen problemas, inesperados, para definir la candidatura. La sociedad, los tres partidos y los aspirantes vayan juntos.
La coalición podría ganar, si hay emoción y entusiasmo, pero que sean capaces de contagiar a esa ala social que nunca ha votado. Si logran que un 70% del listado nominal vaya a votar triunfarán.
La elección de 2018 fue del 60%. Esos diez puntos harán la diferencia. Si fracasan en eso, gana Morena.
Hay que tener en cuenta que en ningún caso, alguno tendrá la mayoría calificada. Ese tema sería algo a considerar más delante.
Congreso de negociación permanente, pero que garantiza que la Corte siga a salvo. Si logran un 70 del padrón se puede trabajar con MC y VERDE para mayoría calificada pero si se queda en 60% la votación, esa negociación la haría Morena con el desastre asegurado.
El antecedente es Zedillo, con 64% del listado nominal. Ahora se necesita un 70% del listado, que traducido a números serían unos 68 millones de votos. Con eso ganaría la coalición opositora.
La otra es que se quede en 60% con 58.2 millones de votos y será un volado con mayor chance para Morena.