Cuando Don Jesús Reyes Heroles propuso la gran Reforma Electoral a JLP, según Pepe Newman, tenía el propósito de incorporar a la izquierda extrema a la vida pública, todo salió bien, pese a que algunos siguieron en la Liga 23 de septiembre, hasta que se negoció la amnistía.
Aquel primer reparto, significó un 25% del pastel para la oposición. La mayoría calificada la conserva el PRI.
Bartlett, en su afán de ser candidato, vio con preocupación los acontecimientos de los siguientes años.
Por ejemplo, en 1983 se perdieron en chihuahua ciudades importantes al igual que en otras partes del país.
Algo normal, natural y hasta bueno para el vestido democrático del País. Bartlett engaña al Presidente de La Madrid con el cuento de que se podía perder.
Don Miguel le autoriza la Contrarreforma Electoral que, en lugar de ayudar, propició la escisión al interior del PRI.
El resultado fue la unión de la izquierda oficial del PRI con Cárdenas, Muñoz Ledo, Guevara, etc., con la izquierda extrema tradicional.
Nada habría pasado, ni tendrían que haber robado aquella elección de 1988, ni ser objetos del robo posterior, en 2006.
Hoy, ya no hay bandos, eran dos. Ahora todos son lo mismo, aunque con otro color.
Era fácil saber quién era de izquierda, quién de derecha. Hoy no hay definición. Están revueltos en los dos grupos.
Hay de todo en ambos. Ni de izquierda, ni de derecha; son de intereses económicos, nada más.
El País es lo que debería importar.
Xóchitl quiere.
Ojalá los dirigentes de partido la dejen.
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