Una tarde, platicando dos amigos, uno le dijo al otro:
-Fíjate que me falta un dinerito en la caja que me encargaste.
-¿Cuánto es amigo?
-Como 15 mil.
-Bueno no es tanto. ¿Y qué pasó?
-Me engañaron unos que creí mis amigos. Eran de los de antes del PRI con los que nos juntábamos. Mira son estos, ¿Te acuerdas?
-Canijos, no quieren dejar esas mañas, no entienden la transformación. Pero no te apures Nacho, yo te aprecio y veré por ti. Vente acá a Gobernación mientras pasa ese asunto.
Vas a estar bien, ahorita está Adán pero luego mandaré a María Luisa, así que no te preocupes.
Luego de un tiempo…
-Oye Nacho no son 15 mil. Fíjate que mandé contar y nomás faltan nueve mil, parece que no fue tanto.
Además, ya andan persiguiendo a esos que te engañaron. Estate tranquilo… Claudia ya sabe que tú eres de nosotros, así que no te pongas nervioso. Yo me iré a Macus pero te dejaré protegido, a menos que desees acompañarme en mi retiro, aunque estaré fuera de todo esto.
-Si amigo Andrés, me iré contigo a tu rancho, pero cámbiale el nombre. La neta me da miedo nomás de oír que nos podemos ir allá.
No vaya a meter la cola el diablo y nos gane la indígena, esa que dices que no es, pero que se cree indígena. No vaya a salir delicada y nos perjudique.