El presidente pelea con empresarios, reta a nuestro socio más importante,
Impulsa y ayuda a dictadores que expulsan gente.
Por supuesto que hay consecuencias.
A continuación un poco de una potencial conversación entre German Larrea y su pistolero estrella.
-Don Germán, Don Germán, en Chiapas están los trenes hasta el gorro de migrantes.
– Déjalos. La Bestia ha sido su medio de transporte.
– Ok señor, pero son muchos.
-Espérate, pensándola bien, creo que aprovecharé eso para una vengancita que traigo pendiente.
-Me da miedo Don Germán. Ya ve la huelga. Años y los mineros no pueden con usted.
-Para los trenes. Con dos días es suficiente para mostrar los dientes. Vamos a darle un vaso de atolito al viejito.
-Oiga dicen que es como detener 1800 tráilers, por tantos carros.
-A su rancho, que se amuele, así me desquito de lo que me fregó con el tramo de vías para acabalar su Transístmico.
-¿Y si nos preguntan?
-Digan que es para cuidar la vida de esa pobre gente, que los derechos humanos, que cuidamos que no caigan del tren. Qué sepan que nos preocupan.
-Pero eso nunca lo hemos hecho y siempre se suben. No lo van a creer. Se va a encabritar el viejito.
A ver si no le quita otro cacho de vías.
-Que se enoje, al cabo ya se va a la… Al rancho. No me quita nada, ya no le alcanza el tiempo. Vamos a ver si le da un calambre.
-Le van a dar hasta tres, ojalá no se vaya a infartar.
Epílogo
Después de dos días, Andrés Manuel, reclamó en la mañanera a Germán y a Junco, dueño del Reforma, por las 8 columnas. El presidente reiteró: Ese Germán estaba de acuerdo con Junco de La Vega, por eso me pegaron los dos él mismo día, uno con los trenes y el otro en el Reforma, diría el presidente el viernes.
La presión del presidente funcionó. Arrancaron los trenes.
De pasada, para aprovechar su coraje, que casi le revienta la cara, que parecía tomate, le aventó un dardo envenenado al de los Oxxos.
Dijo: es que pagaron 12 mil millones, por eso les cala, no nos quieren.
No quieren ser como nosotros, añadió El Peje.
Son correspondidos.
Nosotros tampoco queremos ser como ellos.
El sábado temprano pasó el tren por Chihuahua. Iban los techos llenos hasta el gorro de migrantes.
Las otras rutas surtieron la frontera.
Ahora sí que van a tener un atorón.
Llegan 8 mil al día; tramitan mil, hacinan el resto en la orilla del Bravo; otros se pasan por el río y los suben en autobuses para mandarlos a ciudades santuario.
Un verdadero lío, para alcaldes de nuestra frontera. Allá no hay, los necesitan en trabajos que como dijo el clásico, “ni los negros quieren hacer.”
Seguiré pendiente a ver qué más hallamos en las redes.
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