Helioflores, el gran genio, el mejor de los mejores caricaturistas, dice adiós a 60 años de historia en México

  • Anunció su su retiro el lunes; y deja espacio difícil de llenar por su gran calidad y capacidad de síntesis, afirman sus colegas

Catalogado por sus mismos colegas, junto con periodistas, políticos y ciudadanos como el mejor de los mejores caricaturistas de México, y quizás de muchos otros lados del mundo, el gran Helio Flores, Helioflores como firmaba sus cartones, anunció este lunes su retiro.

”Nos deja unos zapatos muy grandes a todos los caricaturistas mexicanos. Nadie negará que es, sin duda, el mejor cartonista vivo del país, comprendemos sus razones, le mandamos un abrazo, lo saludamos. Es un retiro más que bien merecido después de más de medio siglo de labor ininterrumpida”, dice, en entrevista el caricaturista Acelo Ruiz (Chelo) sobre la despedida que el monero Helio Flores 

Con una trayectoria de 60 años, 52 de ellos en El Universal, son infinidad de cartones memorables que se han quedado como fieles exponentes de la idiosincracia del mexicano, y de los políticos.

Nacido en Xalapa, Veracruz un 8 de octubre de 1938, Helioflores estudió arquitectura en la Universidad Veracruzana y en The School of Visual Arts de Nueva York. A los dos años de ejercer la arquitectura, la dejó por la caricatura en 1959. Fue fundador y coeditor de la revista satírica de los años 60 La Garrapata. Colaboró en los diarios Novedades, La Jornada y El Universal, entre muchos otros más de sus obras. Parte de su obra está en la colección permanente del Museo de la caricatura y el dibujo animado de Basilea.

Ganó además grandes reconocimientos como el Grand Prix del Salón Internacional de la Caricatura de Montreal, Canadá, en 1971 y 1988, y el Premio Nacional de Periodismo en cinco ocasiones, entre 1986 y 2011.

Sus colegas coinciden en la lucidez, originalidad e importancia histórica que dejó Helioflores en la caricatura nacional: “Con el retiro del maestro Helio Flores se pierde un referente de la ética, la creatividad y la calidad en el periodismo en México, no sólo la caricatura”, señala Miguel Galindo (Galindo), quien cuenta, además, que la noticia lo tomó por sorpresa ya que “la calidad del trabajo de Helio siguió siendo altísima incluso en los más recientes cartones que se publicaron en EL UNIVERSAL, nunca se vio un declive en su trabajo. Aún así, el trabajo del cartonista es extenuante y el maestro se ha ganado un descanso bien merecido”.

Literalmente es el fin de una época, una verdadera desgracia, retoma la palabra Chelo: “Se retira en un muy buen momento. Nunca se notó una pérdida de calidad en su trabajo, en la agudeza de su visión o en su capacidad de síntesis y de gráfica. Para el mundo del periodismo y de la caricatura, en particular, es una pérdida lamentable. Deseamos que el compañero Helio tenga un retiro amable, feliz, que esté disfrutando de sus vacaciones porque es un trabajo que, como él se lo tomaba, requería mucha energía, esfuerzo y una gran dedicación a su trabajo, lo cual a todos nos sorprendía”.

Chelo asegura que probablemente Helioflores era el más veterano de los moneros: “Siempre era el más imaginativo, el más jovial, el más agudo entre los que actualmente estaban activos. Yo creo que Helio fue un retratista de una etapa histórica de México, retrató los vaivenes del priísmo, del neoliberalismo, de la decadencia del sistema, siempre con una visión muy aguda”.

Opinión que complementa su colega Fernando de Anda Gorráez (FER): “Estamos hablando de alguien que vivió todos los sexenios desde los años 70; comenzó, más o menos, a la par del movimiento de 1968, que en la historia política-social de México fue el año que marcó la ruptura pronunciada hacia la decadencia del gobierno y el despertar de la sociedad. Helio empezó su carrera antes, pero fue su despegue, y testificó la corrupción total de entonces, el sexenio de Salinas —que fue el más drástico en cuestión de malos gobiernos—, el zapatismo, la transición política, el fraude de 2006 con Calderón, el regreso del PRI y, en el presente, otro cambio político, el de este sexenio. Los historiadores del futuro aprenderán mucho viendo los dibujos de Helioflores”.

Es una pérdida muy grande, no sólo para el periodismo, sino para la cultura mexicana, detalla FER: “Siempre me impresionó su capacidad de mantenerse fresco. A veces, cuando se tienen muchos años trabajando en este oficio, una de las complicaciones es tratar de mantenerse fresco. Se puede caer fácilmente en: ya tengo la fórmula para resolver un dibujo y lo hago rápido. Eso le pasa a muchos cartonistas, pero con Helioflores no era así. En cada cartón que presentaba seguía fresco su sentido del humor, su capacidad crítica y su forma de solucionarlo gráficamente. Eso para mí lo pone en un nivel de genio”.

Para Ángel Boligán (Boligán) —caricaturista de EL UNIVERSAL al igual que todos los entrevistados—, la noticia del retiro de Helioflores fue agridulce: “Estábamos acostumbrados a que sus dibujos fueran referencia, no sólo en la opinión, sino en la gráfica diaria. Utilizo la palabra agridulce porque no lo vamos a ver diario, pero ha sido congruente, es un caricaturista que ha cuidado la calidad de su trabajo dentro de estos 65 años que lleva trabajando. Nunca hemos visto un dibujo o una idea mala de Helio. Hay honestidad y fueza al tomar una decisión así, no es sencillo; en mi caso y sé que para él también, dibujar cada día no es un trabajo, es un placer y más cuando logramos opinar e influenciar con nuestro trabajo a muchas personas”.

Algo bueno, dice Boligán, es que, tal como Helioflores lo anunció, va a continuar haciendo formatos mayores. “Siempre tengo como lema que la calidad de un artista se mide por el peor de sus dibujos. En el caso de Helio no hay un el peor de sus dibujos. Todos tienen una calidad máxima. Es increíble cómo se reinventa cada día, cómo las ideas son precisas, y no a la ligera. Consciente o inconscientemente, ha sido maestro de todos nosotros, al igual que Rogelio Naranjo. EL UNIVERSAL ha tenido mucha suerte, al tener a grandes maestros, entre ellos Naranjo y Helioflores, que para mí son íconos, junto a Rius, tres grandes íconos, inolvidables”.

El caricaturista Arturo Kemchs coincide con Boligán: “Helio pertenece a esta trilogía que va a pasar a la historia de la caricatura mexicana, Rius, Naranjo y él, a quienes las generaciones posteriores venimos siguiendo como una guía dentro de la caricatura mexicana. Su trabajo fue un parteaguas para tomarlos como referencia y ver cómo se trabaja la caricatura crítica y permanentemente analítica. Yo no sé cuántos compañeros quedan con estas características”.

Otro de sus colegas, Waldo Matus, ve, tras la noticia, una gran responsabilidad para los cartonistas, dibujantes, ilustradores y moneros: “Todos los caricaturistas, no sólo los que estamos en EL UNIVERSAL, sino en general, deberíamos tomar este momento histórico para la caricatura y replantearnos cómo estamos realizando nuestro trabajo y, en lo posible, elevarlo para que el vacío que no se va a llenar, no sea tan grande”.

Una de las cosas que más lamenta es que Helioflores era el último caricaturista de una “generación que todavía sumergía la plumilla en la tinta china, era la caricatura como artes plásticas”. Se refiere, por supuesto a la generación de Naranjo, Abel Quezada, Rius, “la generación anterior a El Fisgón. Creo que el último gran caricaturista que quedaba era Helioflores”.

Hay en él una gran calidad gráfica para solucionar sus cartones, detalla Ruiz: “Tiene la capacidad de ver lo que otros no veíamos y lo transmitía con una imagen”.

Kemchs concluye que nadie quisiera que se fuera, “pero la decisión la tomó él. La calidad de Helio fue desde el principio de su carrera hasta el último cartón”, una apreciación en la que todos los caricaturistas coincidieron.

Con información de El Universal

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