He visto en películas como hacen los herreros el uno dos y hasta tres pegándole a un fierro al rojo vivo para darle forma.
Así repite a diario AMLO lo que quiere meterle en la cabeza a su borregada que lo sigue tal vez de buena fe.
Machaca y machaca cada día los asuntos que le importan, sin aburrirse ni cansarse por repetir lo mismo y lo mismo cada mañana.
A la Corte la maldice a diario, a sus odiados periodistas también, y no le he visto ni un sonrojo, ni un rubor, por las barbeadas que dan pena y que a los lord moléculas les sirve como desayuno cada día.
Pero un ejemplo que me sorprende es que los diputados y senadores como borreguitos autoricen un cambio en una ley secundaria que viola la Constitución, pero es de risa su rabieta cuando la Corte, en su deber de cuidar nuestra Carta Magna, se la echan abajo.
Para AMLO los borreguitos son patriotas y los ministros de la Corte el diablo mismo.
Apantalla su capacidad de manipular a la gente.
AMLO no le habla a los zoquetes que están ahí leyendo preguntas. No, claro que no, AMLO habla con la gente que lo ve y oye.
Y lo peor es que parece que le creen.
¿Acaso no somos personas capaces de darnos cuenta de que nos está manipulando como si fuéramos sus títeres?
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