El poder de un dirigente o gobernante se reduce o se fortalece con sus decisiones.
Sin embargo en los 7 partidos actuales quienes mandan no logran entender que la candidatura presidencial de uno y otro lado requiere de ayuda en cada distrito y en cada estado, al igual que de las personas que son incluidas en las listas plurinominales.
Sin embargo, todo indica que creen o piensan que la candidata de cada lado ganará sola y que sin importar a quién diablos pongan como candidatos, todos ganarán por arte de magia, cuando su candidata sea la presidente de México.
Lo único seguro para los partidos cuya candidata pierda o la que gane, es que sus decisiones propiciarán menos participación, lo cual favorece a una de ellas, por una muy sencilla razón: la elección y los ciudadanos no son de la cultura del voto cruzado.
Y las ofertas de ambas partes están muy flacas.
La única diferencia la hará un señor que tiene tres horas diarias para hacer un jale que según se ve, no hay manera de que lo reviertan.
Las decisiones de esos dirigentes, en pluris y en la mayoría de los distritos están tomadas como si su objetivo fuera ayudar al señor de la tele a que logre imponer a su corcholata como presidente.
Bien decía la bisabuela:
El que se quemó con leche, hasta al jocoque le sopla.
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