Esta apatía racional es la explicación del por qué un porcentaje cercano al 40% nunca vota en México.
No es una cifra cualquiera se trata de 39 millones 600 mil votantes apáticos por decisión propia.
Una parte no se interesa en política y no le importa ser parte de los votos que eligen gobierno.
Esas personas con, sin, y a pesar del gobierno, viven bien.
Otra parte no vota porque cree que su voto entre 99 millones de votantes es insignificante, por lo que decide ver televisión, salir de paseo, o hacer cualquier cosa, menos ir a votar.
Y hay otra parte que no vota por la desilusión que le han causado los gobiernos. Ellos ya no creen en nadie, ni quieren volver a confiar en nadie.
Prefieren ignorar al gobierno y sus corruptelas. Apatía racional.
Una decisión pensada de no votar, y es muy difícil revertir esa apatía racional, porque ya no hay emoción en ese grupo.
Pero estamos obligados a intentar moverlos a la empatía electoral, de lo contrario Xóchitl tendrá menos oportunidad de ganarle a la emoción electoral ciega que sigue a López Obrador y beneficiaría a su congelada corcholata, que apenas logra mover los labios con su cara y cuerpo ajenos a la emoción que debería sentir una candidata.
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