Juan Pedro Santa Rosa, Eduardo Fernández y Arturo Fuentes Vélez andan felices, porque tienen carpetas abiertas y hasta órdenes de aprehensión que las ha administrado a su favor en la fiscalía anti corrupción, ahora propiedad de Abelardo Valenzuela, que se siente Eliot Nets de los Intocables.
Solamente Pinedo está recluido por andar de bocón, pero aquí es donde me pregunto: ¿y qué le pasa a don Abelardo Valenzuela? ¿Pues no que muy entrón?
Con decirles que ubicó estratégicamente varios francotiradores en las azoteas para el asalto a la casa de Cruz Pérez Cuéllar, en cuyo interior sólo estaban un menor de edad, y la ayuda doméstica.
Un chasco, un abuso desproporcionado que lo vuelve víctima del estado con un fiscal fuera de control.
Abelardo quiere superar los excesos de Gema, Paquito y Peniche juntos; anda de hocicón diciendo que va a ser el nuevo fiscal en lugar de Jáuregui, se me hace que ya se subió al pedestal del ego que le drena por las orejas.
Abelardo se ha convertido en una amenaza para Maru y en su megalomanía la volverá a meter en problemas.
Maru no andaba mal con Cruz, incluso Cruz podía llevar una relación distante pero aceptable; ahora hay una distancia infinita, construida por un enfermo de poder, como está “El Bayo” viejo Valenzuela, que fortaleció a Cruz más allá de lo imaginable.
En Juárez hay indignación por las formas utilizadas por Eliot Nets.
Cruz Perez Cuéllar tiene memoria y eso lo sabrán a su debido tiempo.
Valenzuela vino a confrontar abiertamente a Cruz con Maru, sacó lo turbio de sus rencores y complejos para disfrutar de un poco de poder aunque de paso le puso turbia el agua a Maru. Como diría el maestro Alberto Aguilera, más conocido como Juan Gabriel ¡Pero qué necesidad!
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