Filósofos e intelectuales, siempre críticos del sistema, propiciaban cambios en los gobiernos.
A partir del Siglo XVIII y XIX con las revoluciones y propuestas de los intelectuales, surgieron gobiernos que se identificaron con lo común, o con lo libre.
México tuvo largos periodos de confrontación hasta conseguir un sistema híbrido hegemónico, con sexenios de sesgo a lo común y otros a lo libre, pero, siempre autoritario, creado por Lázaro Cárdenas.
Los intelectuales en ese sistema eran beneficiarios sin abandonar su crítica, así fuera ácida, melosa o bivalente.
En el periodo neoliberal de 1988 a 2018 se obligaron al elogio, unos más otros menos, para conservar sus apoyos, sin rubores ni sonrojos.
El regreso a la hegemonía con AMLO (2018) los obligó a la definición como partidarios o contrarios, sin apoyos a la vista para nadie.
Ahora el presidente les dice intelectuales a los afines e intelectuales orgánicos a sus adversarios.
Volvemos al estilo autoritario desde Cárdenas 1936 hasta José López Portillo 1982.
El de MMH se considera de transición 1982-88.
Posdata.- Citar a Gramsci no cabe porque este gobierno entiende al revés su definición de intelectuales orgánicos.
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