El Gabo estaría abrumado y triste si hubiera oído el discurso de la presidenta que ayer se negó a compartir con sus gobernados su plan de gobierno.
Claudia decidió ocupar el tiempo solemne de su toma de protesta para echar loas a su mentor, ante un atónito público nacional y extranjero.
Deja la sensación de que el gatopardismo distingue a su gobierno: donde todo cambia para seguir igual.
Tula no califica como diferencia. Más bien se esfuma ante el lapsus de “presidente: no dejaremos que se siembre maíz transgénico”.
Una desilusión total que contradice su mayor ilusión o esperanza cuando dice que: “es tiempo de mujeres”.
¿Mujeres que bajan la cabeza ante AMLO?
¿Mujeres que no tienen voz propia?
¿Mujeres que van hasta el lugar del que se va para doblar la rodilla?
No, ese no es tiempo de mujeres. Más bien es tiempo de autodesprecio, o mínimo, de una baja, bajísima autoestima.
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