Es increíble que no sepamos quién manda.
Recuerdo lecturas en las que se preguntan: ¿Por qué le hacían o le hacen caso a un mandatario o rey estúpido?
Y la única respuesta es que la gente está convencida de que sea como sea, aquel rey o figura es la que manda y se debe obedecer.
El desgaste democrático en el mundo, orientó a la sociedad a volver a gobiernos autoritarios, y eso está pasando en muchas partes del mundo.
Mandatarios que llegan por la vía democrática, y luego, su naturaleza los empuja a destruir el andamiaje con el que llegaron.
Entonces, la gente que deseaba un cambio ya no podría volver atrás, porque conforme avanza el tiempo, el populista va tomando poder; restringe la democracia y mina la voluntad social a través de estrategias económicas que ayudan, aunque no resuelvan.
Si la sociedad no reacciona a las señales, irremediable es caer en situaciones como las de Cuba, Nicaragua o Venezuela.
En contrario, si abren los ojos deberían, tener presente quién manda.
El 2027 será la única y última oportunidad que tengamos de parar el populismo autoritario que nos abraza cada vez más fuerte…
O ya no habrá remedio.
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