La ambición del ser humano carece de límites. Aunque hay algunos que rebasan los límites inimaginables para conseguir lo que quieren.
Ese tipo de seres humanos está desprovisto de sentimientos y de la empatía para la sana convivencia, y piensan que sus intereses personales son lo único que justifica su vida.
Tal es el caso de Alito Moreno, que con el aval para la tómbola ya acalló las amenazas del desafuero. Otro caso es el de Javier Corral, que anda localizando a su extesorero para decirle que no maneje, que no compre boleto de autobús, tren, avión o que no pida Uber ni comida; nada con su nombre porque andan sobre de él en los Estados Unidos.
Corral no quiere perder el confort de su fuero ni su influencia como senador protegido por la 4T.
¡Vaya… tipos!
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