En varias entrevistas que Carlos Marín ha realizado a Fernández Noroña siempre le reconoce que es culto.
Leer no te da modales. Los lees y pasas; tampoco te da saber, pues hay capacidades diferentes para aprender de la lectura.
Fernández Noroña (se le conoce más con el apellido de su madre) muestra lo inútil de la búsqueda del saber en los libros.
Si ha leído tanto, como afirma Marín, de nada sirve.
Su comportamiento no muestra madurez, ni la más elemental educación.
Con decir que ni alcanza para calificativo; aunque creo que él sólo encontró entre sus chistoretes la vocación que guardó en su interior.
Le habría encantado ser uno de los niños que gritan los números en la lotería, con las equivocaciones que le distinguen, pues hasta ahora, no hay cosa que le salga bien.
Salvo vivir al amparo de la izquierda extrema donde discutir es la condición acompañada de la prohibición de alcanzar una solución fuera del interés del grupúsculo.
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