La evolución social nos orienta hacia la víctima. Antes era a un héroe o caudillo, y más antes, a un Dios.
Sobrevive y convive una mezcla de todo, pero los hijos y nietos (quienes los tenemos), son dados a lo sentimental, o se consideran víctimas.
Se compra la utopía del paraíso porque la vida es trágica y muy difícil para las mayorías.
La vida no va a cambiar. Seguirá igual de complicada.
Pero los vendedores de una vida mejor seguirán en las iglesias, en la política, o en los negocios.
Y los sufridos o víctimas que sienten injusto su diario vivir, son los clientes.
Nada es nuevo.
La historia enseña que cada determinado tiempo todo se repite.
Y esta etapa es una más.
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