Desde que existe la humanidad nos hemos contado un cuento, en el mejor sentido, que justifique la pertenencia a una familia y el criar a los hijos para que sean personas de bien y útiles a la sociedad.
Todos tenemos necesidad de creer en algo para continuar con nuestra vida. Eso es el cuento, insisto, en el buen sentido.
El cuento de López Obrador y del grupo ideológico que ahora encabeza. Que existe desde tiempos de Marx, insiste en poner en práctica los ideales utópicos que han fracasado en todos los tiempos y en todos los países. Pareciera que no comprenden que Marx escribió una utopía, y que suena bien y pareciera bien que todos seamos iguales en los resultados que obtenemos de nuestro trabajo.
Pero no hay manera de que en todos se de la misma capacidad, disciplina y constancia en lo que hacemos, por lo que los resultados siempre serán diferentes.
Y para igualarlos sólo sería posible yendo todos hacia abajo.
Diez corredores llegarán juntos a la meta, si avanzan al ritmo del más lento.
Sólo hacia abajo se pueden igualar.
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