Lo dicho.
Quien traiciona una vez, traiciona siempre.
Javier Corral, el sátrapa que desgobernó Chihuahua, trae serios problemas de conducta en el Senado de la República, y en contra de Morena, el partido que le dio cobijo.
Gerardo Fernández Noroña el Presidente de esa cámara, lo expresa con todas las letras:
“Se le rescató de la góber que venía con todo por él. Y estaría en la cárcel.
“De no ser por ellos (nosotros diría), pero anda haciendo grilla en contra del presidente de la cámara y habla mal de él”.
Por lo que Fernández Noroña lo llama “un malagradecido”, toda vez que además de rescatarlo de la prisión en Chihuahua, se le hizo presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara de Senadores.
Javier Corral, el que primero no se alinea con la innombrable Rosario Piedra para elegirse en la CNDH, y luego vota en contra de la desaparición del INAI.
En otra trinchera sería la lógica, ¿pero en la que le dieron cobijo y refugio?
No es otra cosa más que traición, y eso muestra de cuerpo entero la esencia de Corral.
Demuestra ser un traidor de cepa.
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