FERNANDO MENDOZA J. / Exprés

Comienza la Semana Santa. Se hace necesario hablar en torno a este tiempo especial, itinerario para llegar al culmen de la vida cristiana.
Con base a mi experiencia, puedo afirmar que para mí el punto de quiebre en ese peregrinar de la vida siguiendo al Maestro fueron las misiones de Semana Santa, sobre todo las que hice siendo apenas un chamaco que ni a la mayoría de edad había llegado. Sin duda, esas misiones me cambiaron y me hicieron llegar al punto central.
Debió ser por allá del lejano 1980 en una misión en El Salitre, que nuestra coordinadora Estela Chávez, estando junto a mí, preguntó a algunos pobladores sobre su idea y pensamiento de Jesús. Recibió una lista variopinta de opiniones. En ese momento yo me hice la pregunta y, contra todo pronóstico, no tuve una respuesta definitiva. Me asombré. Toda la Semana Santa me dio vuelta la pregunta. En la Vigilia Pascual, cuando se entonaba el pregón pascual, mientras se cantaba aquel verso que reza “… esta es la noche” caí en la cuenta. Esta es la noche en que se acaba la esclavitud y el pueblo se libera rumbo a la Tierra Prometida.
Pude entonces responder, con base a signos de esa noche tremendamente simbólica, a esa pregunta vital del cristiano: ¿quién es Jesús precisamente para mi?
Me cambió los cimientos y me ató amorosamente a mi tronco eclesial.
Fue por aquellos ayeres en que comencé ese camino inacabable de conocer las profundidades de Cristo y lo que se llama cristología. En ese sendero de curvas, subidas, bajadas, rectas, paradas, salidas, vueltas y encontronazos me he encontrado con cuatro actores que han puesto puerto seguro en mi andar. Joseph Ratzinger (Papa Benedicto XVI), José Luis Martín Descalzo, Oscar Arnulfo Romero y José Antonio Pagola.
A Pagola lo conocí cuando aún era un chavalo mocoso y con buena maceta de cabellos pero poco cerebro. La maceta se ha ido y el cerebro sigue igual pero acomodándose a nuevas lecturas. Lo volví a tomar cuando me fue insuficiente Larrañaga. Fue otra cosa. Me atrapó. Leí los cuatro comentarios de los Evangelios. Luego seguí con Jesús y el dinero. Ya más reciente, gocé y gocé y gocé con Jesús, aproximación histórica. Pero el que me hizo lector de Pagola fue Es bueno creer en Jesús.
Dice Pagola de su texto: “quería comunicar a los hombres y mujeres de hoy que creer en el Dios encarnado en Jesús es bueno”. Él mismo se pregunta: “¿qué tiene que suceder para que Dios pueda ser intuido como una noticia buena y nueva por los hombres y mujeres de hoy?”.
El libro intenta dar la respuesta.
No es un libro para expertos, sino para aquellos que buscan la novedad del anuncio de Jesús, aún para los que creen que Jesús es simplemente un profeta o un buen filósofo. Encontrarán en sus páginas una profundidad del mensaje cristiano que de pronto sentirán que esas palabras de Jesús comienzan a transformar nuestro sentido. Así me sucedió a mí.
Pagola afirma que quizás “unos de los fracasos más graves de la Iglesia sea el no saber presentar a Dios como amigo de la felicidad del ser humano”. Dice que el escritor jesuita Anthony de Mello dijo “en cierta ocasión que los cristianos nos hemos preguntado mucho si hay vida después de la muerte. Según él, he llegado la hora de que nos preguntemos también si la fe proporciona vida antes de la muerte”. De allí parte su reflexión de todo el libro para encontrar la veta que descubra que Jesús es el mismo que nos da esa vida, que es la vida y que nos da vida y vida en abundancia.
Pagola afirma que “el anuncio cristiano no se reduce a ofrecer una salvación para la otra vida, y a exigir aquí, para merecerla, el sacrificio y la represión de las tendencias a la felicidad inmediata. Es en esta vida donde el ser humano anhela ya la felicidad y la echa de menos, y es en esta vida donde Jesucristo convoca a la bienaventuranza”.
Punto central del texto de Pagola es la esperanza, la verdadera y auténtica esperanza. “El Dios cristiano no es el Dios todopoderoso que nos arranca fuera de la historia y nos transporta, como por arte de magia, a la vida eterna. Es el Dios de la esperanza en el que confiamos desde la crucifixión. El camino real hacia la resurrección es la cruz”.
Porque para Pagola “el que vive con esperanza, se siente impulsado a hacer lo que espera”. Puedo seguir describiendo párrafos del texto, pero conviene que dejemos un poco de velo…
Sí. Es bueno creer en Jesús es un muy buen libro para leer y meditar en estos días en que el tiempo nos pone frente a esos acontecimientos para detenernos, darnos un respiro a la vida ajetreada y concentrarnos en nuestro interior. Pensar y vivir en Jesús, con Jesús y desde Jesús.
Es tiempo de Semana Santa. Busquemos la santidad.
Nos leemos la próxima. ¡Hay vida!
