El apoyo del pueblo bueno y el huachicol o contrabando fiscal, entre otras cosas, vino a romper los récords en la historia de la corrupción en México.
Atrás quedó Díaz Serrano, el Negro Durazo, la Colina del Perro, la Paca, Raúl Salinas, los hijos de Fox y Marthita y hasta “el coco” García Luna.
Unos como primera generación, otros de la segunda y si se fija, ya cabe la tercera.
Por eso en la evolución de la 4T, símil de Darwin y su evolución de las especies, todo se mejora. Hay evolución y progreso.
Porque los corruptos de las primeras tres generaciones deberían morir de vergüenza ante la sublime inteligencia y la voracidad de esta cuarta.
Todos quedan exhibidos como bisoños aprendices, o si quiere ser generoso, los orgullosos precursores de la corrupción en México, que por fin alcanzan la cúspide, o el cielo mismo, ante las súper recontra y archimillones de la 4a Transformación en corrupción.
Antes muchos, o todos, robaban. Algunos eran castigados; otro quedaban impunes, pero sin prestigio.
Pero hoy debemos reconocer que nunca, tan pocos, robaron tanto y lo más loable y extraordinario, sin perder el apoyo del pueblo bueno.
Todavía tienen el 75% de aprobación.
¿No es fantástico?
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