MADERA.- Con diferentes eventos, esta ciudad enclavada en parte del corazón de la Sierra Tarahumara recordó el levantamiento armado, hace 60 años, de un grupo guerrillero que luchó por mejores condiciones de vida, sobre todo en el agro mexicano.
El Grupo Popular Guerrillero (GPG), más conocido como Liga Comunista 23 de Septiembre intentó tomar el cuartel de Madera con 125 militares. La diferencia numérica vaticinaba desde el comienzo una derrota para los sublevados.
A pesar de los momentos estabilizadores durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz y su secretario de Hacienda, el chihuahuense Antonio Ortiz Mena, México con crecimiento económico, estabilidad macroeconómica y modernización, pero también de autoritarismo político y creciente desigualdad social.
Este coctel generó un ambiente de aparente prosperidad que ocultaba tensiones profundas, las cuales estallarían en la crisis política de 1968 y en las dificultades económicas de los años setenta.
Para Fidel León Pérez, abogado y oriundo de Madera, consideró indiscutible el valor y la honestidad intelectual de aquellas 12 personas, que en un acto de protesta, de indignación por la inequitativa e injusta situación económica en la que vivían muchos mexicanos, deciden levantarse en armas y atacar, nada más y nada menos que un cuartel militar en esta población de Madera.
Inclusive, recordó aquellas frases lapidarias del gobernador de Chihuahua en esa época, Pragedis Giner Durán, quien al tener conocimiento del ataque al cuartel, manifestó que si querían tierra, “denles hasta que se harten», ordenando su inhumación en una fosa común, sin dotarlos de sus respectivos ataúdes.
Ante lo anterior, la Secretaría de Gobernación emitió un acuerdo con el que declaró como Sitio de Memoria, la tumba colectiva de miembros del Grupo Popular Guerrillero.
Dicha tumba incluye a: Antonio Scobell Gaytán, Arturo Gámiz García, Emilio Gámiz García, Miguel Quiñones Pedroza, Oscar Sandoval Salinas, Pablo Gómez Ramírez, Rafael Martínez Valdivia y Salomón Gaytán Aguirre, misma que se localiza en el panteón municipal de Ciudad Madera.

A comienzos de los años 60s, México —al igual que una parte del mundo— vivía un periodo de importantes cambios sociales y políticos. En este contexto, el triunfo de la Revolución cubana inspiró profundamente a la juventud latinoamericana, convirtiéndose en un ejemplo de lucha contra la opresión y la explotación. Así, las escuelas normales rurales conocidas como semilleros de lucha revolucionaria, influenciadas por la Revolución cubana, se sumaron a las demandas del proletariado, aunque principalmente también a las del campesinado, frente en que los estudiantes de Chihuahua jugaron un papel destacado.
En esta región surgieron líderes como Arturo Gámiz y Pablo Gómez, que se integraron a la Unión General de Organizaciones Campesinas de México. Desde 1960, esta organización comenzó a presionar en dos frentes por la repartición de latifundios: por un lado, en el desierto, en la ex hacienda de Santo Domingo, en el municipio de Villa Ahumada y, por otro, en la sierra, contra la maderera Bosques de Chihuahua, abarcando los municipios de Madera, Temósachi y Casas Grandes.
El reclamo por el reparto agrario, sumado a la explotación en las fábricas y a la persecución contra el movimiento normalista, generó un profundo descontento social en Chihuahua.
Los senadores de Morena, Gerardo Fernández Noroña y Andrea Chávez, fueron algunos de los asistentes a los actos conmemorativos encabezados por su presidente municipal Arnoldo Jáquez Pérez.
