- El mercado laboral se ha contraído ante economías semidormidas
Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoce que un 60% de los jóvenes en America Latina no cuentan con las prestaciones de ley, o conidicones laborales dignas, ya que muchos de ellos se dedican al trabajo informal.
El estudio, publicado este jueves por el diario mexicano Milenio reconoce que «esa precariedad limita su potencial y compromete la sostenibilidad del talento».
Junto a ello, otro estudio acepta que muchos jóvenes, por el dinero fácil o por falta de oportunidades, se han enganchado en el crimen.
En los primeros seis meses de este año, un total de 445 jóvenes fueron detenidos en flagrancia. Dado que en todo el 2024 se realizaron 458 aprehensiones, lo que representa un alza de 98%, de acuerdo con información oficial de las Fuerzas Armadas de México.
De acuerdo con el periódico mexicano, entre las causas de este fenómeno están que las compañías desarrollan su talento dentro de sus filas, sin apostar por nuevos perfiles.
«Para las empresas mexicanas, asumir una estrategia que integre a los jóvenes con formación, desarrollo y oportunidades reales no solo contribuye a frenar la desocupación juvenil, que afecta a cuatro de cada diez jóvenes sin empleo, sino que impulsa la competitividad, reduce costos organizacionales y fortalece su reputación social», indicó Fernando Rojas, director socio de la firma Essentia Advisory (ESSAD).
En este panorama, también se suma que los centros educativos no han conseguido alinear sus enseñanzas y objetivos a los requerimientos del campo laboral actual, especialmente el nacional.
«De acuerdo con el OIT, no atender dicha situación genera que se pierdan recursos clave para la innovación y el crecimiento corporativo», menciona el rotativo.
Para la organización, la incorporación de nuevas generaciones en las empresas es esencial para tener nuevas perspectivas y mayor capacidad de adaptación ante los retos del mundo contemporáneo.
De igual modo, las secuelas de continuar en esta senda, advierte la institución, serán graves no solo para ese grupo etario, sino para la nación latinoamericana.
«Ignorar la realidad del desempleo y subempleo juvenil conlleva altos costos sociales y económicos como: pérdida de productividad, menor consumo e inversión internas, desplazamiento a actividades informales y riesgo de desafección social», retoma Milenio.
