La política se transformó es un juego complejo y retorcido que afecta a todo el mundo, lo quiera o no. Pero es el ser humano el que falla no la política.
Si la victoria efímera en el senado, de extender el plazo de militarizar el país, los llena de gozo, no se jacten mucho, porque el gozo se irá al pozo, cuando la gente se dé cuenta y, será muy pronto, que son los abrazos el problema, los militares no son para repartir abrazos, y menos sirven para darle seguridad a la gente. La mayor parte de quienes escribimos o analizamos entendemos qué hay una parte de la cúpula militar engañada y engatusada con poder y dinero, y al fin jefes, respaldados por el Jefe Maximo, aprovechan la lealtad y disciplina de otros generales, jefes, oficiales y tropa, pero eso no durará, porque en el Ejército terminará por imponerse el amor a su gente, porque de lo dicho por el Presidente, lo único cierto es que si son pueblo uniformado y será lo que prevalezca. Y hay muchos que entienden que lo que está pasando no es correcto ni digno. Y que en su vocación de militares se lleva en el pecho, por dentro, el amor a la patria, y que ningún hombre, así sea el propio Presidente, puede ordenar que se viole la constitución, ni ordenar que se volteen para otro lado mientras se asesina a la población, y que, tampoco debe pedirles que huyan y menos que se dejen humillar por los delincuentes, tampoco que los suelten y dejen libres. Podrán engañar por un tiempo a una parte de la cúpula militar, pero no podrán engañar a todo el Ejército por todo el tiempo.
En el Ejército no se necesita una rebelión, bastaría con que todos los Generales de División se reúnan con el Presidente y le pidan cambiar esa política de abrazos…