El problema nunca ha sido el Rey, sino la corte. Este breve intento de análisis o justificación milenaria, trasciende hasta nuestros días. Las intrigas y traiciones en política son el pan de cada día. El presidente no es la excepción. Hoy en día, AMLO siente que el sexenio se le va, y no puede detener a nadie, todos atizan el fuego. Los cambios en el gabinete no parecen preocuparlo, sigue pensando que sólo él es indispensable. Sin embargo hay algo que atesora y no puede, no quiere perder: Pasar a la historia como el Presidente más popular que hayamos tenido. para ello, se ha ido cerrando el círculo en su entorno más cercano. Es un blindaje que no deja que nadie lo desvíe de sus marcadas prioridades. Que es la mencionada, y la sucesión. Tiene a su lado sólo a los que obedecen sin chistar y ejecutan a rajatabla sus órdenes. Pero no podrá sustraerse de las consecuencias de sus actos. Algunos tendrán repercusiones…