- Millones de mexicanos en todo el mundo acuden a visitar a sus seres queridos por el Día de Muertos
El sincretismo de los mexicanos producto de las tradiciones de los pueblos originarios en todo el territorio, junto con el cristianismo, provocaron que los festejos del Día de Muertos se convirtiera en toda una fiesta.
Y desde el sábado pasado, las familias enteras se volcaron a los panteones de diferentes poblaciones del estado en toda una verbena.
Las tristezas se fueron a otro lado y llegaron con las ideas de que estos días son un reencuentro entre todos aquellos que se nos adelantaron para convivir con los vivos.
Y es por eso que las tumbas de esos queridos muertos son decoradas desde flores de cempasúchil, y aquella comida o bebida que más le gusta al difunto: tequila, mezcal, cerveza, tamales, chiles rellenos, chilaquiles y otros.
Pero curiosamente, a diferencia de muchos estados del centro y sur del país, este sincretismo no está tan arraigado. Y a las autoridades locales parece no interesarles promover una parte importante de la cultura mexicana.
En el estado de Michoacán, por ejemplo, se conmemora esta tradición de manera más que peculiar.
“Tenemos la creencia de que bajan ese día a visitarnos y nosotros los recibimos. Les damos lo que a ellos le gustaba comer o hacer. Mi papá fumaba y le prendemos un cigarro”, dijo Alejandra Corona a la agencia EFE.
Pero en Michoacán o Oaxaca se le agrega un elemento más que interesante, la de sacar los huesos de sus seres queridos guardados en pequeñas cajas en sus tumbas y tras ser extraídos, son limpiados concienzudamente. Una vez realizada la labor, los vuelven a colocar en las urnas.
En Santa Cruz Atizapán, Antonio Briseño, de 35 años, ha montado un pequeño altar. El joven ha colocado fotos de su madre, su abuela y su suegra entre las ofrendas que se hacen a los difuntos: fruta, pan de muerto, sin olvidar las inevitables calaveras multicolores.
Una mujer recoge flores de Cempasuchil para las celebraciones del Día de Muertos REUTERS/Edgard Garrido
La Fiesta de los Muertos adquiere un significado especial en esta región junto con centenares de comunidades del estado y de la Ciudad de México.
Las tradiciones incluyen igualmente verdaderas interpretaciones artísticas y culturales y un verdadero carnaval pero de disfraces en honor a la muerte, inmortalizada hace años por José Guadalupe Posada y plasmada en muchos murales por Diego Rivera.
Lo mismo que mayas, aztecas, toltecas, o chichimecas, entre otros, la versión prehispánica cobra fuerza hasta nuestros días.
Desde el 31 de octubre hasta el 2 de noviembre, los mexicanos esperan la llegada de las almas de sus difuntos para convivir con ellos durante la noche en cementerios o en ofrendas hechas en casa con la comida favorita de los que partieron.
Para el cronista de la ciudad, Rubén Beltrán Acosta, hace falta un mayor entusiasmo por parte de la población de Chihuahua para que se unan con mayor entusiasmo a estos festejos.
Reconoce sin embargo que las autoridades no han hecho mucho para ayudar a estos eventos.
Entrevistado por Exprés, el cronista considera que hay una enorme riqueza histórica y cultural en los panteones. Recuerda por ejemplo las tumbas del gobernador Pragedis G. Durán, Felipe Ángeles y del general Roberto Fierro, entre otros muchos.
Pero aunado a ello, considera que debieran hacerse grandes festivales y eventos en los panteones. Y en el caso de Chihuahua, dice, el Panteón de Dolores es ideal.
La catrina, la parca, la calaca, la calavera, la pelona, desdentada, huesuda y la patas de catre, entre otra decena de sinónimos, llegó al mundo de los vivos, y quiere convivir con ellos.
TVE / EFE y Agencias participaron en esta nota.