El Gobierno de México, a través del embajador Esteban Moctezuma Barragán, escribió una carta al gobernador del estado de Texas, Greg Abbott, con la solicitud de clemencia ejecutiva para Melissa Elizabeth Lucio.
La mujer de ascendencia mexicana fue condenada a muerte en el 2008 luego de ser encontrada culpable por el asesinato de su hija de dos años ocurrido en 2007, Mariah Elizabeth Álvarez, por lo que se convirtió en la primera mujer latinoamericana en recibir esta sentencia en Texas desde que se restableció la pena de muerte.
“Estoy enviando una carta al Gobernador Abbott para que conceda clemencia ejecutiva a Melissa Elizabeth Lucio, condenada a pena de muerte en Texas. México ha manifestado históricamente un compromiso invariable en su oposición a la pena de muerte”, escribió Moctezuma Barragán en su cuenta de Twitter.
La ejecución está prevista para el próximo 27 de abril. Tras 14 años de prisión, la defensa legal de Elizabeth Lucio argumenta que la mujer es inocente y fue obligada a entregar una confesión bajo presión, la mujer, de 53 años de edad, siempre se ha declarado inocente.
Según informó BBC Mundo, su defensa presentó ante la junta de perdones y fianzas del estado de Texas, una solicitud de clemencia para suspender la ejecución o, por lo menos, aplazarla por 120 días. La solicitud cuenta con el apoyo de más de 80 legisladores estatales y de cuatro miembros del jurado que sentenció a Lucio.
Dicha solicitud deberá ser aprobada por la junta y por el gobernador Greg Abbott.
Condenada a muerte en 2008, Melissa sigue afirmando su inocencia. Sus hijos y organizaciones defensoras, como Innocence Project, han denunciado una cadena de injusticias que demuestra tanto las fallas de la justicia y el peso de los prejuicios misóginos como el grado de crueldad de un sistema dispuesto a determinar quién vive y quién muere. Lucio ni siquiera pudo procesar el duelo por su hija, tuvo que dar a luz en la cárcel a sus gemelos y darlos en adopción, fue separada de sus once hijos y sufrió una violencia institucional que agravó la carga de violencias que la marcaron desde los 6 años, cuando un pariente abusó de ella, y continuó como violencia de pareja. Según expertos en interrogatorios coercitivos, estos antecedentes la hacían vulnerable a quebrarse ante la manipulación psicológica de la policía. Para colmo, el sistema médico también falló al pasar por alto el trauma cerebral y un problema de coagulación que explicaban los moretones en el cuerpo de Mariah. Éstos y otros detalles se omitieron ante el jurado. Aunadas a la débil intervención del abogado defensor, omisiones, manipulaciones y prejuicios llevaron al jurado a ver a María como un “monstruo”.
La mayor severidad y la tendencia a condenar de antemano a mujeres acusadas de asesinato o maltrato a niños/as ha resultado ya en condenas injustas. Según datos del Innocence Project, un 28% de mujeres exoneradas habían sido acusadas falsamente de dañar o matar a un/a niño/a a su cuidado. Así le sucedió en 2005, también en Texas, a Rosa Estela Jiménez, cuyo caso expuso la documentalista Lucía Gajá en “Mi vida dentro” (2007). Apenas fue liberada en 2021.
Con información de El Economista