La gobernadora Maru Campos decidió cambios previsibles e indispensables pero también se dejó llevar por la desesperación de la falta de resultados y se dio dos balazos; uno en cada pie.
Parafraseo lo que dijo: Si perdemos la confianza de la gente, perdemos todo. Tanto trabajo que nos ha costado poner un pie en este palacio para servir a Chihuahua. Por eso, nunca debemos dejar de escuchar y tampoco dejar de atender las demandas ciudadanas. La gente es la razón y la causa de nuestro gobierno. Debemos estar siempre cerca, para tener el pulso social y mantener los pies sobre la tierra. Estamos aquí para ser eficaces y eficientes, y esa suma nos vuelve efectivos, estamos aquí para dar resultados, no más y no menos. Los cambios y enroques que se dieron son:
César Jáuregui Moreno, a la Fiscalía General es un balazo en el pie por la gobernabilidad que debe propiciarse desde el lugar que ocupaba, pero, al fin cuentas, la nueva área tendrá actividad y el dinamismo que exige para hacer una limpia generalizada, como única opción para desterrar la corrupción y el comercio de la procuración de justicia; en eso Jáuregui es un operador político con garantía, además, una vez, restaurado el personal, sabe delegar y trabajar en equipo, por lo que hará una excelente coordinación con el secretario de seguridad, Gilberto Loya, quien estaba encerrado en su oficina sin salir al trabajo de campo, que es su especialidad. Inexplicable pero el exfiscal lo tenía de adorno. Si Jáuregui Moreno suelta y apoya a Loya que tiene preparación, experiencia y los “arrestos” necesarios para entrar de frente al jale que todos temen; ambos darán resultados y si Abelardo Valenzuela se pone vivo hará equipo y aportará una parte de la tarea si desbarata la corrupción organizada que dejó Gema Chávez, además de sanear esa área que todavía tiene el olor pútrido del corralismo torturador para extorsionar violando los derechos fundamentales y la constitución. Valenzuela tiene la obligación de terminar con el sufrimiento de algunas de las víctimas de los expedientes X, que hasta hoy no pueden retomar su vida, por la decidía y obediencia perruna a Gema de esa fiscalía anticorrupción. Santiago de la Peña, va cuesta arriba, como Secretario General de Gobierno, pero es una joven promesa de la política frente a una excelente oportunidad; démosle tiempo. Mario Vázquez Robles, a la Secretaría de Obras Públicas, otro balazo en el pie por el control político de uno de los poderes, pero Mario es disciplina, muy trabajador y empeñoso, tiene colmillo y sabe rodearse de un buen equipo, sin duda, lo hará muy bien. Carla Rivas Martínez, a la Secretaría de Desarrollo Humano y Bien Común, esta casi lista, políticamente, le habría hecho bien terminar su diputación, pero ya está en el ruedo, así que esperemos su desempeño para opinar.
Sandra Gutiérrez, a la Secretaría de Educación y Deporte, hace falta que el Estado esté presente con todos, en particular con los jóvenes, para impulsar el deporte; ojalá entienda bien por dónde hay que gastar el presupuesto para que se convierta en una buena inversión social. Roberto Fierro, debió irse, pero la vergüenza y la dignidad escasean y si no me cree? Ahí está Jasmín Esquivel. Aunque también hay quien las confunde con lealtad, pero ser Secretario Particular y Jefe de Oficina de la Gobernadora, aunque suena bien, no lo es, sin embargo Fierro, finalmente está en el puesto que debió tener desde el principio.
Pd.- El éxito o el fracaso se parecen, pero nadie se confunde, a menos que esté emocionalmente involucrado.