La Venus de Milo


Afrodita para los griegos, Venus para los romanos, en el Museo de Louvre en París, es una escultura de las más visitadas. En ambas culturas, se trataba de la diosa de la fertilidad, la belleza y el amor. Originalmente, se piensa que llevaba en una mano, una manzana, que le dió Paris, hijo de Príamo, cuando la eligió entre tres diosas y le entregó la manzana; a cambio de la promesa del amor con la mujer más bella del mundo en ese tiempo: Elena de Troya; en el otro brazo se supone descansaba una parte de su túnica. La otra teoría es del historiador de arte Ernst Gombrich quien sostiene que esta escultura es parte de una obra múltiple y que sus brazos fueron hechos originalmente en postura de recibir en abrazo a Eros (Cupido) quien era su hijo. La Venus de Milo fue Descubierta a principios del siglo XIX en la isla griega de Melos, desde entonces se le llama “La Venus de Milo” y es una de las obras maestras de la escultura mundial. Los misterios que la rodean, las técnicas propias de la época helenística, que se ubican en el Siglo V a.C., aunque se cree que se esculpió entre el 130 y 200 años a.C. Es un misterio cómo perdió los brazos, aunque se dice que fue en un zafarrancho con los turcos, cuando era transportada en barco. Para nosotros en occidente: Artemisa encarna los valores de proporción, equilibrio y simetría.
Sea como haya perdido los brazos fue encontrada casi dos mil años después de ser esculpida, la hallaron en la Isla de Melos, en ese tiempo bajo control Otomano. Fue a parar en Paris porque en su peregrinar clandestino, por su valor, el marqués de Rivière, Charles François de Riffardeau, la compró y se la donó al Rey Luis XVIII, quien la entregó al Museo. Una historia hermosa de una escultura extraordinaria que data de más de cien años antes de Cristo y que se perdió por casi dos mil años. Ahora es parte de las bellezas del mundo. Cuento esta historia por su viacrucis y su tiempo extraviada, que no le quitaron su hermosura ni su valor. La Venus fue encontrada por casualidad, pero aquí, en el presente queremos encontrar a la Maru aguerrida, a la presidenta municipal, a la Maru diputada, encontrar cómo perdió sus brazos, cuál fue el zafarrancho, no con los turcos, sino al interior del equipo que la llevó a cortar, en sentido político, sus dos brazos. Ojalá que Elpis, que personifica la esperanza, aparezca en algún momento y ayude no a la Venus de Milo, sino a mi Góber para recobrar sus brazos.
En cuanto a los brazos de la Venus, quedará en misterio cómo perdió sus brazos. En cuanto a la realidad que nos abruma, el hijo de Artemisa puede que deje en paz y eso ayude a la valiente y decidida política que yo conozco; y que, últimamente desconcierta a muchos. Es bueno pensar que tal vez, quien esto escribe, no entienda los cambios que hizo, porque no logré aprender nada de la noble pasión de la política que se supone fue inventada para propiciar la buena convivencia entre comunidades, como animales políticos y gregarios. La estatua mutilada se ve preciosa y se aprecia, pero acá no se puede trabajar sin ellos.

Montaje en 3D de Cosmo Wenman en el que se propone una Venus de Milo sosteniendo un huso para hilar  
 Cortesía: Cosmo Wenman

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *