Es difícil, muy difícil confiar en quien miente cada vez que lo necesita, al igual que corrige cada vez que lo cree necesario. Alito se ha ganado la desconfianza con sus acciones. Esa desconfianza prevalece aún después del pacto firmado para que el PRI pusiera los candidatos para competir por los gobiernos de Coahuila y EdoMex, con el compromiso de que el PAN designe candidato(a) en 2024 para la CdMex., y lleve el proceso para elegir candidato(a) a la Presidencia en 2024. Hay quienes dicen que Alito chamaqueo a Marko Cortés, y que no cumplirá su palabra. Pero lo más desconcertante es que Alito dice que entre todos los partidos decidirán el tipo de proceso para elegir al candidato y el PAN sólo lo conducirá y podrán participar aspirantes de los partidos de la Alianza. Otros entienden que el PAN designará el método y al candidato. Lo peor es que la sociedad vicil, que es la más fuerte de todos no está siendo tomada en cuenta. O sí? Urge que se aclare bien ese pacto y si la sociedad y los partidos están incluidos con sus aspirantes para participar en el método que se decida para elegir a quien será la carta que compita con la corcholata elegida por el presidente en las elecciones de 2024. Al principio, todo parecía claro, pero al paso de los días, todos los comentaristas, editorialistas y programas de entrevistas ponen en duda todo. ¿Cuál es la realidad?
Ojalá alguien se dé cuenta de que si no hay unidad en la toma de decisiones, e impiden que prevalezca la sociedad civil, como clave del potencial éxito, será una lucha inútil.