La evidencia de que “nos falta” una reforma judicial fue lo expresado por el cholo callejero, del presto y afanoso barbero Fernández Noroña, cuando hace notar la supuesta falta de la ministra Norma Piña, Presidenta de la Suprema Corte, en el evento de conmemoración de la Constitución, al no ponerse de pie cuando hizo su entrada el Presidente.
Lo cierto es que las descalificaciones que AMLO hizo el miércoles de ella, hablan de la molestia presidencial por esa supuesta falta de respeto. Ahora pretenderían, según el lambiscón, ¿una reforma para quitarla? ¿Poner a Jasmín? Mejor que calle el cholo pandillerito.
A todo lo que se ha dicho, desde el pasado 5 de febrero, la Magistrada Presidenta de la Corte ha respondido con silencio. Y eso habla muy bien de ella, aunque el Presidente se atreva a señalar que es magistrada gracias a él.
Lo que no entiende el Presidente es que, si bien, él la propuso, no por ello se debe a él, sino a la gente a la que urge garantizar una impartición de justicia pronta y expedita. La ministra entiende bien que en ese evento los 3 poderes eran, y lo son siempre, pares, y no había porqué ponerse de pie a su entrada, toda vez que la celebración de aniversario de nuestra Carta Magna, ni ningún otro evento, implican sumisión de los otros poderes a a uno de ellos, La Ministra demostró con su discurso del día de los hechos, que entiende muy bien la separación de poderes, y que ella representa a uno de ellos, y ninguno es superior al otro, aunque la costumbre histórica de sumisión abyecta les haya hecho creer que es superior a los otros dos poderes. Además, las groserías, que no fue el caso con ella, si lo fueron por parte del equipo del Presidente, al mandar a las orillas del presidium tanto a Santiago Creel, que en el evento asistía como titular del poder legislativo y a la Ministra como titular de la Suprema Corte de Justicia. Tres poderes iguales son la base sustantiva de nuestra República, les guste o no. Hay que señalar que Norma Piña llegó a la Presidencia de la Corte luego de tres rondas de votación y ganó por un sólo voto a la Magistrada preferida del Presidente, Jasmín Esquivel, que plagió su tesis de abogada. Más allá de lo que pase con ese asunto de bochorno y vergüenza, el objetivo del Presidente se frustró.
El verdadero fondo del asunto es que el berrinche presidencial fue por no haber podido apoderarse de la Corte. Veremos cómo transitan, ya había roses fuertes con Creel y ahora con la Ministra Presidenta de la Corte, aunque por las vísperas ya sabemos que la Magistrada no contesta pero actúa y Santiago ya avisó que no irá a eventos más que cuando le toque hacer uso de la palabra. En ninguna parte de la constitución ni de ley alguna dice que al presidente se le rindan honores. El no es la bandera de México, es el Presidente, y es mucho, no sé porque quieren más, como los de antes.